Vestido de etiqueta, me encontraba junto a An en un rincón de la galería. Durante las aperturas, solíamos mezclarnos entre los asistentes, escuchando sus comentarios sobre las pinturas y lo que les transmitían. Con el tiempo, aprendimos que cada persona interpretaba las acuarelas de manera única, según su conocimiento en arte o las emociones que les despertaban.La exposición había abierto sus puertas solo dos horas antes y ya era un éxito. Las celebridades querían conocer al pintor anónimo, la crítica elogiaba las técnicas utilizadas y las pinturas se vendían muy rápido. An era un artista verdaderamente talentoso.Me detuve frente a "Soul", la última obra del pasillo y no pude dejar de observarla. Creo ser la única persona que sabía y entendía por qué era monocromática, triste, vacía. Coincidía casualmente con el momento de ruptura con Mica. La figura de aquel hombre perdido en la nada, no solo transmitía soledad, también sufrimiento, desgarro y, tanto dolor que me sentí identificado.
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