Dos semanas después - Han pasado varios días y aún no hemos hablado de lo que ocurrió esa noche - insistió Mica una vez más. - No entiendo a qué te refieres - respondí tratando de cambiar de tema. - Hablo de lo que pasó en la fiesta, entre el abogado y... - dijo señalándome con el dedo, sonriendo pícaramente. - Mira, no sé cómo explicarlo. En un instante le estaba gritando, apartándolo de mí, y al siguiente no podía alejar mis manos de él - respondí sinceramente, viendo su sorpresa. - Él no me acaba de convencer, la verdad es que no me gusta. Me han contado cosas - dijo sacudiendo la cabeza. - Dicen que es un mujeriego, rompecorazones, que no ha tenido ninguna relación seria hasta ahora. - ¿Chismes, en serio, Mica? ¿No estarás exagerando un poco? - pregunté, sintiendo una punzada de incomodidad en el pecho ante sus palabras. - Quizás, pero no quiero que te haga daño - dijo mirándome - Temo que te dejes llevar y salgas lastimada. ¡Oh, vaya si me había dejado llevar! Al cerrar lo
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