El personal del hospital Bach había sido testigo de muchas cosas, en su mayoría desagradables, y otras tantas sorprendentes, cada paciente que ingresaba en el era especial y cuando de una embarazada se trataba, era la apuesta de cada empleado, no por morbo o dinero, apostaban a la esperanza, al destino, creyeron que todo lo malo había terminado cuando Linda Bach, la hija de Sam, pudo traer con vida a sus mellizos, pero ahora una nueva Bach estaba allí, con los pechos llenos de leche y amor, pero sus brazos estaban vacíos, el bebé al que tendría que estar alimentando se encontraba depositado en la morgue, y custodiando aquella puerta, había mas de 10 hombre y una mujer, una que lucia peligrosa, letal, la única que no le temía a los Bach. — Sal de mi c
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