—No, ¿de verdad lo crees? Aunque debo admitir que después de hablar contigo por un buen rato, empiezo a sentirme cansado nuevamente. Tengo que ir a la secundaria dentro de un rato y no puedo faltar hoy, desafortunadamente tengo un examen y un informe que entregar. Por cierto, pensé en pedirte ayuda con el informe, que hablaba sobre construcción, pero al saber que estás ocupado con tu trabajo, preferí no hacerlo —admitió, bostezando en el proceso.—Como tu hermano mayor y alguien que solía quedarse dormido por las mañanas, te aconsejo que no te vayas a la cama de nuevo, porque podrías perder la hora. Aunque suene la alarma, te aseguro que no la escucharás —advirtió el hermano mayor.—Bueno, te cuento que eso ya me ha pasado antes. Pero voy a obedecerte, no quiero quedarme dormido como aquella vez y perder el examen —confesó el chico, soltando un profundo suspiro.—De acuerdo, recuerda que aunque esté ocupado, intentaré ayudarte en lo que pueda. Si necesitas mi ayuda, solo mándame un me
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