El mundo de Elizabeth se derrumbó cuando aquel hombre ofreció una gran suma de dinero por ella. No sabía quién era, pero inmediatamente pensó lo peor. Imaginó que era un pervertido o un viejo verde con malas intenciones. En un lugar como ese, solo podía haber perversión y nadie estaba exento de ser mala persona.Su corazón comenzó a latir rápido y le costaba respirar. Sentía que le faltaba el aire y se sentía perdida en la oscuridad. La idea de tener que fingir que había elegido participar en esa subasta para no ser castigada la aterraba. Prefería permanecer viva y tener la esperanza de recuperar su vida.Después de los aplausos, el hombre anunció el final de la subasta y se refirió a las chicas como objetos. Un hombre la tomó del brazo y la llevó detrás del escenario. No podía ver nada y se sentía más asustada por no saber qué pasaría a continuación.Cuando le quitaron la venda de los ojos, pudo ver que Anastasia estaba frente a ella. La mujer mantenía un
—Así que básicamente estás diciendo que Tony está metido en la trata de personas, ¿no es así? —le inquirió ella mientras se cubría el rostro con las manos. Estaba sorprendida de que él estuviera dispuesto a ayudarla tan rápidamente y, además, le creyera de inmediato. Esto le hizo darse cuenta de que se había equivocado al juzgarlo y que en realidad él no era una mala persona, sino todo lo contrario—. Antes de ir a esa subasta, lo pensé mucho. Al final decidí ir porque no veía ningún problema y no pensé que hubiera inconvenientes. Pero si hubiera sabido que esas chicas estaban siendo obligadas a participar, obviamente no habría asistido. No sabía nada de eso, de verdad. También me siento engañada y me pregunto cuántas otras personas no lo saben.—No lo sé. Lo único que sé es que me engañaron de una forma terrible. Solo quería ayudar un poco y darle a mi hermana lo que necesita. Ahora mismo estoy muy preocupada por ella y sé que ellas están inquietas porque no aparezco. Es un
—Vale, te volveré a pasar a tu hermana para que te despidas de ella por hoy —le avisó y pronto volvió a escuchar la voz de su hermanita.—Eli, te espero mañana, te prometo que ahora sí estoy tranquila y me iré a la cama. Que sueñes lindo, te quiero.—Y yo más. Y ya ve a la cama de verdad que luego no podrás levantarte temprano por la mañana —le recordó con una sonrisita en los labios; no había nada mejor que escuchar su voz y eso la llenaba de vida. Volvía a ser la misma de ayer. De siempre.—Lo haré. Besos.Finalmente, había terminado la llamada y se sentía mucho más calmada y aliviada por haber hablado con su hermana y Laura y ponerlas al tanto de que ellas se encontraban perfectamente bien y volverían a casa al siguiente día. Así que ya no tenían de qué preocuparse y ella menos.—Ten, muchas gracias. Siento que me siento mejor, gracias por prestarme tu teléfono, por todo. Ahora mismo el presente sería otro si no te hubieras aparecido e
Habían llegado a la casa de Tiziano. El italiano era dueño de uno de los mejores pisos de una exclusiva zona en la ciudad de Nueva York y no era para menos, considerando toda la fortuna que tenía y la capacidad para darse todos los lujos que quisiera. Desde el momento en que el italiano estacionó el auto en el estacionamiento subterráneo, la muchacha quedó sorprendida por el tamaño de aquel lugar y se quedó impactada al bajar y encontrar una gran cantidad de autos que parecían ser la colección de un niño, pero a tamaño real. Se preguntó si todo eso le pertenecía a él y revoloteó sus ojos sobre cada pieza automovilística de último modelo.Tiziano se dio cuenta de la curiosidad de la muchacha sobre sus autos y decidió darle una respuesta.—Sí, absolutamente todo lo que ves aquí me pertenece. Digamos que me gustan mucho los autos. Por eso tengo todos estos. Ven, por aquí está el elevador que nos llevará directamente al piso —le indicó. La muchacha seguía boquiabierta, mirando todo a su a
Mientras tanto, la muchacha se quedó al borde de la cama, mirando a su alrededor, completamente impresionada. Realmente era un gesto encantador lo que el italiano estaba haciendo por ella. Después de todo, él no tenía ninguna obligación hacia ella, por lo que agradecía enormemente que estuviera actuando de esa manera.De repente, comenzó a reflexionar sobre algo que la dejó llena de pensamientos, todos dando vueltas en su cabeza sin parar. Si él decía que no la había elegido a ella y había dado tanto dinero para tenerla, eso significaba que se había interesado por ella. ¿Tal vez la encontraba atractiva? No lo sabía, pero eso era lo que creía. Sin embargo, también sabía que no tendría el coraje de preguntárselo directamente, por lo que simplemente tendría que dejar de pensar en ello.La habitación estaba pintada en colores pastel, creando un ambiente agradable, y sobre la enorme cama, vestida con sábanas delicadas que parecían de seda, había mesitas de noche a ambos
—Tienes toda la razón, puedes echarme en cara toda la culpa que desees, y estoy dispuesto a enmendarlo y buscar una solución juntos. ¿Qué te parece, Elizabeth Miller, si nos damos la mano y empezamos de nuevo? Como hacer las paces entre tú y yo —le expresó, dejando sorprendida a la muchacha, quien no esperaba eso de su parte.—Vale, no creí que alguien como tú dijera eso, pero supongo que es lo mejor. Además, ya te mencioné que después de lo que has hecho hoy por mí, solo puedo agradecerte de corazón y nada más que eso —le contestó y entonces tendió la mano para tomar la suya. En el apretón de manos no solo se sintió diferente, sino que también experimentó un escalofrío recorriendo cada parte de su ser y no pudo evitar mirarlo directamente a los ojos para averiguar si él también había sentido lo mismo que ella. No obtuvo ninguna respuesta, pero la duda quedó en su cabeza.¿Por qué estaban teniendo esta extraña conexión? No quería, no, no y no, eso parecía ser pelig
"Sí, ¿por qué crees que cambiaría de opinión de la noche a la mañana?" dijo con una sonrisa.Asintió. "De acuerdo, entonces debes saber que a partir de la próxima semana, el lunes, puedes empezar a trabajar en la empresa. Tengo tu número de teléfono, así que te enviaré toda la información necesaria, ¿de acuerdo?"Ella simplemente asintió y pensó en lo que había mencionado sobre aún tener su número de teléfono. No había imaginado que el italiano conservaría su número de teléfono, pero no se atrevió a preguntar al respecto. Prefería no conocer la razón, aunque también tenía curiosidad por ello."En cuanto a ser tu asistente, supongo que hay un código de vestimenta dentro de las reglas de la empresa, y eso sería un problema para mí en este momento"."¿Estás diciendo que no tienes dinero para ir de compras y comprar la ropa que una asistente suele llevar en una empresa?""Sí, no tengo dinero para ir de compras en este momento".—¿Me permi
La ciudad durante el día y la noche era muy diferente, pero tanto la oscuridad como la luz tenían su belleza y disfrutaba contemplar ambos panoramas. El tráfico reinaba como siempre, aunque ahora parecía más impaciente, sintiendo cada segundo como una tortura mientras avanzaba lentamente. No quería llegar tarde a su apartamento y descubrir que su hermana ya se había ido a la escuela secundaria. Quería alcanzarla, abrazarla y besarla... Sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que la había visto, tal vez porque había temido que nunca más la volvería a ver, y eso le pesaba en el corazón.El hecho de que nada trágico había sucedido, como ella lo había imaginado, la dejaba tranquila y más aliviada que nunca. Había sufrido muchísimo al pensar que nunca más estaría con su hermana, y esa angustia la había llevado al borde de la muerte cuando estaba atrapada y dominada por esas personas malvadas.Todo lo que había vivido se convertiría sin duda en un