La ciudad durante el día y la noche era muy diferente, pero tanto la oscuridad como la luz tenían su belleza y disfrutaba contemplar ambos panoramas. El tráfico reinaba como siempre, aunque ahora parecía más impaciente, sintiendo cada segundo como una tortura mientras avanzaba lentamente. No quería llegar tarde a su apartamento y descubrir que su hermana ya se había ido a la escuela secundaria. Quería alcanzarla, abrazarla y besarla... Sentía como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que la había visto, tal vez porque había temido que nunca más la volvería a ver, y eso le pesaba en el corazón.
El hecho de que nada trágico había sucedido, como ella lo había imaginado, la dejaba tranquila y más aliviada que nunca. Había sufrido muchísimo al pensar que nunca más estaría con su hermana, y esa angustia la había llevado al borde de la muerte cuando estaba atrapada y dominada por esas personas malvadas.Todo lo que había vivido se convertiría sin duda en unPor otro lado, Tiziano había llegado a su empresa. Aún seguía un poco distraído por todo lo que había sucedido, y sinceramente, había sido una noche bastante extraordinaria. Incluso se sorprendió de su comportamiento amable hacia la chica, ya que normalmente no era así. Supuso que se sentía culpable por todo lo que había pasado desde que perdió su empleo en el restaurante, y por eso se culpaba a sí mismo en parte.Para enmendar un poco la situación, lo menos que podía hacer era darle el empleo a Elizabeth, aunque todavía estaba inseguro al respecto. Él era bastante exigente y no creía que ella pudiera ser una competente asistente desde el principio. Ella tendría que aprender muchas cosas y ajustarse a sus normas. Esperaba que realmente pudiera convencerlo y resultara ser mejor de lo que él estaba imaginando, ya que se estaba precipitando a una conclusión que aún no había sucedido.Decidió darle tiempo y el beneficio de la duda. Lo primero que hizo al llegar a
—Sí, fui al lugar donde se llevaría a cabo la subasta y resultó ser un problema enorme. Nada es legal como pensaba y las chicas no están allí por voluntad propia, sino que son obligadas a participar y las venden como si fueran mercancía. Es un negocio turbio, sucio y de pervertidos. Ni siquiera sé en qué estaba pensando cuando decidí asistir… sea legal o no, no es algo bueno. Sigue siendo malo.—¿Qué? A ver si lo entiendo. ¿Estás diciendo que secuestran a personas y las venden?—Recuerdas a Elizabeth Miller, la chica del restaurante?Él asintió.—Por supuesto, no podría olvidarla. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?—Ella fue la chica en la que me fijé durante la subasta y di dos millones de dólares para tenerla. En realidad, no pagué ni lo pagaré. Pero el imbécil de Tony Benson está detrás de todo esto y me hizo creer que las mujeres que participan allí no son forzadas a nada, cuando en realidad es todo lo contrario. Una de las pe
Habían pasado dos meses desde que Elizy comenzó a trabajar en la compañía de Tiziano, y aunque al principio fue difícil adaptarse, poco a poco logró encajar en lo que le pedían y sentirse familiarizada en un par de semanas. Se sentía satisfecha, gracias al italiano había recuperado el ritmo, aunque él mismo fuera quien le dio un sacudida en su vida en determinado momento. Ahora podía estar tranquila de que a su hermana y a ella no les iba a faltar nada. Por eso estaba bien y no debía preocuparse por nada más.Esa mañana, como ya estaba acostumbrada, se levantó temprano y comenzó a vestirse de acuerdo al reglamento de la compañía. La verdad es que le gustaba el atuendo porque se sentía diferente y mucho más fuerte, aunque pudiera sonar algo tonto. Pero era un estilo completamente atractivo y atrayente.El conjunto que usaba consistía en una falda en forma de lápiz y una blusa muy elegante, además de unos estiletes de aguja que ya sabía dominar muy bien. Se miró
- Si en algún momento no puedes ir debido a tu hermana, puedes hablar con alguien para que se quede con ella, pero no puedo hacer una excepción, realmente necesito que me acompañes. Además, solo serán dos días y si surge algún otro inconveniente, te prometo que no estaremos más de tres días fuera de la ciudad - le dijo.- Sí, es por Coral. Pero tienes toda la razón, debo acompañarte porque se trata de trabajo y es algo que me concierne como asistente. Me las arreglaré, tal vez le diga a Laura. Estoy segura de que estará disponible para quedarse con mi hermana y así no tendré que preocuparme de que esté sola en casa. En fin, estaré lista para el lunes. ¿Puedo retirarme ahora? Quedé en buscar algunos informes que el señor Liam me pidió ayer.El italiano parecía estar analizándola.- Me da curiosidad que sigas llamando a mi amigo "señor". Él ha dicho que puedes tutearlo.- No lo sé. Es diferente, supongo. Pero la próxima vez intentaré llamarlo p
—Solo escuché, sin poder evitarlo, cuando le decías a la recepcionista, por eso estoy al tanto. Pensaba que ya estabas en casa, estaba tan concentrado en lo que estaba haciendo que no me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo, y ya todos se han ido pero tú sigues aquí todavía. Vamos ya, no querrás que se haga más tarde. Tal vez todavía tengas tiempo para salir con tu hermana.—No, ya es demasiado tarde para eso, mejor lo dejamos para otro día, no hay ningún problema —encogió los hombros.—¿Sería posible que vengan a mi apartamento, las dos? Es una invitación. Me encantaría conocer a Coral.—No, claro que no.—No lo tomes a mal, tal vez te parezca extraño, pero me gustaría hacerle un regalo a ella.—¿Qué?—Es sobre sus estudios. Aún está en secundaria, pero el tiempo pasa volando, así que de esta manera podrá asegurarse un futuro para ella.—¿Quieres decir que vas a cubrir los gastos de sus estudios universitarios? —pr
El día del almuerzo había llegado y, en consecuencia, Elizabeth y Coral estaban listas. Tiziano se había comprometido a recogerlas, así que ambas esperaban abajo, en la entrada de su edificio. No pasó mucho tiempo antes de que el italiano apareciera en su lujoso deportivo para llevárselas. Era la primera vez que Elizabeth veía en persona a la hermana pequeña, y le pareció una chica tímida.—¿Te gusta la comida italiana, Coral? —preguntó a través del espejo retrovisor.Elizabeth se sentó en el asiento del copiloto, mientras que su hermana se acomodó en la parte trasera del coche.—Sí, me gusta mucho la comida italiana, como la pizza, por ejemplo.—¿Y qué hay del risotto?—También me gusta —respondió Coral.Tiziano intentaba romper el hielo y hacer que Coral se sintiera más cómoda con él.—Me alegra escuchar eso —confirmó Elizabeth.—Bueno, entonces me siento aliviado de no recibir ninguna queja de una jovencita —
El domingo llegó rápidamente y, antes de darse cuenta, ya era de noche. Había preparado todo para el viaje del día siguiente y ahora estaba acostada en su cama, pensando en ello. Mientras estaba acostada, se preguntaba muchas cosas. Últimamente, parecía que se sumergía en sus pensamientos, especialmente cuando se trataba de él. Tiziano era tan atractivo que era difícil no sentir algo por él. No podía negar sus emociones hacia ese italiano. No era fácil tener que verlo todos los días y fingir que no le afectaba. Cada vez que estaba cerca, pasaban muchas cosas en su interior y a veces era casi insoportable. Hasta ahora, había logrado ocultar sus sentimientos muy bien, parecía que él aún no se había dado cuenta de todo lo que ella experimentaba por él. Pero ¿qué pasaría si lo descubriera? No, eso no podía suceder. Esperaba que no lo hiciera, ya que se sentiría ridícula. Dio vueltas en la cama, intentando dormirse, pero no podía. Estaba luchando por conciliar el sueño, ya que tenía que
Al despertar al día siguiente, Elizabeth recordó de inmediato la noche anterior y todos los recuerdos la llenaron de vergüenza y angustia. Sentía un nudo en la garganta y no sabía cómo iba a ser capaz de mirar a Tiziano a los ojos después de lo que había pasado entre ellos. Era un desafío y una complicación para ella. Al darse cuenta de que aún era temprano, su alivio fue enorme al ver que el reloj apenas marcaba las siete de la mañana. Revisó su teléfono de inmediato para ver si había alguna llamada o mensaje de su jefe, pero no tenía nada. A pesar de esto, su corazón seguía latiendo frenéticamente y no había forma de detenerlo. Sabía que las cosas iban a cambiar a partir de ese momento, pero no sabía si sería para bien o para mal.La incertidumbre era lo que la ponía más nerviosa, si eso era posible. No perdió tiempo y se levantó de la cama, sintiendo que realmente necesitaba una ducha. Incluso el agua tibia no fue capaz de calmar sus pensamientos, que seguían enreda