—¿Ahora me toca hablar de mí? —Sí, es justo. Es mi turno, así que dime. Aunque con esa respuesta que me das, que obviamente no puedo tomar como una confirmación, me lo dices todo. Sigues siendo el mismo de siempre, un hombre que no logra sentar cabeza a esta edad. ¿Qué estás esperando, hermanito? ¿No ves que el tiempo pasa volando y no nos damos cuenta? Mira, no existe la mujer perfecta —añadió entre risas.Acostumbrado a este tipo de comentarios por parte de su hermano, no podía hacer otra cosa que contagiarse de la diversión que envolvía sus palabras, aunque en el fondo sabía que era verdad y sin bromear.—Bueno, en ningún momento he dicho que estoy esperando a la mujer de mi vida para casarme y tener una familia. Aunque sea un tema que solo me concierne a mí, ya sabes de antemano que ahora mismo no estoy pendiente de eso y no creo que en el futuro sea importante para mí pensar en casarme y tener hijos. Creo que he nacido para quedarme solo toda mi vida y concentrarme en el trabajo
—No, ¿de verdad lo crees? Aunque debo admitir que después de hablar contigo por un buen rato, empiezo a sentirme cansado nuevamente. Tengo que ir a la secundaria dentro de un rato y no puedo faltar hoy, desafortunadamente tengo un examen y un informe que entregar. Por cierto, pensé en pedirte ayuda con el informe, que hablaba sobre construcción, pero al saber que estás ocupado con tu trabajo, preferí no hacerlo —admitió, bostezando en el proceso.—Como tu hermano mayor y alguien que solía quedarse dormido por las mañanas, te aconsejo que no te vayas a la cama de nuevo, porque podrías perder la hora. Aunque suene la alarma, te aseguro que no la escucharás —advirtió el hermano mayor.—Bueno, te cuento que eso ya me ha pasado antes. Pero voy a obedecerte, no quiero quedarme dormido como aquella vez y perder el examen —confesó el chico, soltando un profundo suspiro.—De acuerdo, recuerda que aunque esté ocupado, intentaré ayudarte en lo que pueda. Si necesitas mi ayuda, solo mándame un me
Lo único que agradecía era que Anastasia la había dejado en una habitación donde se le permitió vestirse sola. Se sentía un poco más tranquila sabiendo que no había ningún hombre presente, así que se puso la ropa que le habían dejado sobre la vieja cama. Había unos tacones de aguja y un vestido rojo que apenas cubría parte de sus muslos. Contra su piel pálida, creaba un contraste impactante. No le gustaba en absoluto la apariencia tan exhibicionista de aquella poca tela. Frente al espejo, solo pudo reconocer el reflejo de una desconocida, definitivamente no era su tipo.Las ganas de llorar eran abrumadoras, era lo único que podía sentir en ese momento. Se veía terrible, mal, era irreconocible.Elizabeth sabía que no podía quedarse dentro de esa habitación por mucho tiempo, así que intentó limpiarse los ojos para evitar que se notara que había estado llorando. Sin embargo, era en vano, se veía claramente que había estado mal.Afortunadamente, no tenía problemas para caminar con esos ta
El mundo de Elizabeth se derrumbó cuando aquel hombre ofreció una gran suma de dinero por ella. No sabía quién era, pero inmediatamente pensó lo peor. Imaginó que era un pervertido o un viejo verde con malas intenciones. En un lugar como ese, solo podía haber perversión y nadie estaba exento de ser mala persona.Su corazón comenzó a latir rápido y le costaba respirar. Sentía que le faltaba el aire y se sentía perdida en la oscuridad. La idea de tener que fingir que había elegido participar en esa subasta para no ser castigada la aterraba. Prefería permanecer viva y tener la esperanza de recuperar su vida.Después de los aplausos, el hombre anunció el final de la subasta y se refirió a las chicas como objetos. Un hombre la tomó del brazo y la llevó detrás del escenario. No podía ver nada y se sentía más asustada por no saber qué pasaría a continuación.Cuando le quitaron la venda de los ojos, pudo ver que Anastasia estaba frente a ella. La mujer mantenía un
—Así que básicamente estás diciendo que Tony está metido en la trata de personas, ¿no es así? —le inquirió ella mientras se cubría el rostro con las manos. Estaba sorprendida de que él estuviera dispuesto a ayudarla tan rápidamente y, además, le creyera de inmediato. Esto le hizo darse cuenta de que se había equivocado al juzgarlo y que en realidad él no era una mala persona, sino todo lo contrario—. Antes de ir a esa subasta, lo pensé mucho. Al final decidí ir porque no veía ningún problema y no pensé que hubiera inconvenientes. Pero si hubiera sabido que esas chicas estaban siendo obligadas a participar, obviamente no habría asistido. No sabía nada de eso, de verdad. También me siento engañada y me pregunto cuántas otras personas no lo saben.—No lo sé. Lo único que sé es que me engañaron de una forma terrible. Solo quería ayudar un poco y darle a mi hermana lo que necesita. Ahora mismo estoy muy preocupada por ella y sé que ellas están inquietas porque no aparezco. Es un
—Vale, te volveré a pasar a tu hermana para que te despidas de ella por hoy —le avisó y pronto volvió a escuchar la voz de su hermanita.—Eli, te espero mañana, te prometo que ahora sí estoy tranquila y me iré a la cama. Que sueñes lindo, te quiero.—Y yo más. Y ya ve a la cama de verdad que luego no podrás levantarte temprano por la mañana —le recordó con una sonrisita en los labios; no había nada mejor que escuchar su voz y eso la llenaba de vida. Volvía a ser la misma de ayer. De siempre.—Lo haré. Besos.Finalmente, había terminado la llamada y se sentía mucho más calmada y aliviada por haber hablado con su hermana y Laura y ponerlas al tanto de que ellas se encontraban perfectamente bien y volverían a casa al siguiente día. Así que ya no tenían de qué preocuparse y ella menos.—Ten, muchas gracias. Siento que me siento mejor, gracias por prestarme tu teléfono, por todo. Ahora mismo el presente sería otro si no te hubieras aparecido e
Habían llegado a la casa de Tiziano. El italiano era dueño de uno de los mejores pisos de una exclusiva zona en la ciudad de Nueva York y no era para menos, considerando toda la fortuna que tenía y la capacidad para darse todos los lujos que quisiera. Desde el momento en que el italiano estacionó el auto en el estacionamiento subterráneo, la muchacha quedó sorprendida por el tamaño de aquel lugar y se quedó impactada al bajar y encontrar una gran cantidad de autos que parecían ser la colección de un niño, pero a tamaño real. Se preguntó si todo eso le pertenecía a él y revoloteó sus ojos sobre cada pieza automovilística de último modelo.Tiziano se dio cuenta de la curiosidad de la muchacha sobre sus autos y decidió darle una respuesta.—Sí, absolutamente todo lo que ves aquí me pertenece. Digamos que me gustan mucho los autos. Por eso tengo todos estos. Ven, por aquí está el elevador que nos llevará directamente al piso —le indicó. La muchacha seguía boquiabierta, mirando todo a su a
Mientras tanto, la muchacha se quedó al borde de la cama, mirando a su alrededor, completamente impresionada. Realmente era un gesto encantador lo que el italiano estaba haciendo por ella. Después de todo, él no tenía ninguna obligación hacia ella, por lo que agradecía enormemente que estuviera actuando de esa manera.De repente, comenzó a reflexionar sobre algo que la dejó llena de pensamientos, todos dando vueltas en su cabeza sin parar. Si él decía que no la había elegido a ella y había dado tanto dinero para tenerla, eso significaba que se había interesado por ella. ¿Tal vez la encontraba atractiva? No lo sabía, pero eso era lo que creía. Sin embargo, también sabía que no tendría el coraje de preguntárselo directamente, por lo que simplemente tendría que dejar de pensar en ello.La habitación estaba pintada en colores pastel, creando un ambiente agradable, y sobre la enorme cama, vestida con sábanas delicadas que parecían de seda, había mesitas de noche a ambos