Mientras tanto, Mora y Piero se habían quedado en la pileta, estaban cerquita de la pared, nadie los veía, por lo que Piero, la acorraló contra la pared besándola y tocándola como quería.Pronto el fuego de un huracán se adueñó de ellos.Sin pensarlo dos veces, le corrió la malla a Mora y él se bajó un poco los shores y se enterró en ella, la había tomado de las caderas y Mora tenía las piernas alrededor de su cintura.Era algo distinto hacerlo en la piscina, al aire libre y casi apurados, por si venía alguien, pero estaban los dos excitados, ella tenía el corpiño levantado sobre sus pechos y él le succionaba los pezones, con un placer absoluto.Les costaba respirar, estaban agitados, gozando, sintiéndose.-Nena, muero por vos.-Sí, sí.-Te amo, te amo.Dice Piero temblando tanto como ella.Sabía que sus palabras tal vez no eran ciertas, pero no podía evitar decirlas.-Yo también.Le confesó en medio de una ola de placer.Mora tuvo un orgasmo que la hizo llegar al cielo y Piero se der
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