AVRIL STEEL Llegué a la joyería donde trabajaba esa m*****a mujer, recorrí con la mirada cada vitrina, fingiendo interés, prestando atención a cada joya mientras la rabia palpitaba dentro de mis venas. —¿Señorita, hay algo en lo que la pueda ayudar? —preguntó la encargada con una sonrisa cordial, lamentaba mucho lo que estaba a punto de hacer, pues ella no era la culpable. —Ahora que lo menciona, estoy buscando a una de sus empleadas, se llama Martina Díaz —contesté con una sonrisa mecánica y los dientes apretados. Ladeó la cabeza, confundida, pero al final alzó la voz. —¡Martina! ¡Te buscan! En ese momento la jovencita se asomó, con su cuerpo esbelto, sus ojos grandes y su sonrisa cordial, se acercó a mí. —Buenas tardes, bienvenida. ¿En qué le puedo ayudar? Inhalé profundamente y agrandé mi sonrisa. —Verás… Ya me quitaste a mi esposo y aunque me dolió, puedo sobrevivir bastante bien sin él. Un hombre tan débil como para fijarse en otras mujeres, no es necesario en mi vida… —com
Leer más