« ¿Quién carajos está ahí? », Beth se preguntó, y estuvo tentada a pasar de largo con algún pretexto: tomar agua o haber cambiado de opinión respecto a la cena, bien valdría la pena sacrificarse con el maldito pescado solo por verle la cara a la mujer que claramente había pasado la noche con Connor. El pecho y su presión arterial se elevó y comenzó a trasudar mientras intentaba controlar el temblor de las manos sin éxito. «¡No! Él no puede verme en este estado », ella razonó, « lo mejor es que me calme, ¡Y ya luego podré ver quién es la perr*a!, no dejaré que cualquier mosquita muerta me arruine los planes, he trabajado mucho por tenerlo a él, ¡Por conquistarlo, como para que una recién aparecida me lo arrebate! » Ella se quedó por espacio de otros cinco minutos escuchando para intentar dar con quién era, pero, aunque estaba segura de que esa voz la había escuchado en alguna parte, no sabía bien en dónde. Además, nadie mencionó su nombre mientras estu
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