Capítulo XXXVII. Una sentencia con descubrimientos. Parte 3.
Ailan. Durante quince minutos, trate de explicar, sobre todo a mi padre lo que había pasado, sabía que daba igual como se lo contara a mi padre, se lo iba a tomar mal. Pare él, un desgraciado, había maltratado a su princesa, y el gran Norman Miller quería sangre. Mi madre con sus artes lo calmó, y se aseguró de que yo supiera que mis padres siempre me apoyarían en todo, que el mundo me daría otra oportunidad de ser feliz, y que no me preocupara por mi padre, ella se encargaría de que no hiciera ninguna estupidez. Casi lloré de felicidad, sabía que tenía unos padres maravillosos, y que nunca me fallarían, pero en cierta forma, yo, como hija, sentía que los había decepcionado un poco, ¿o era yo la que me había decepcionado?, no lo sabía, lo que si sabía era que nunca iba cometer los mismos errores, ya no. - “Ailan, los abogados de Walter me ofrecen un trato que te interesa, no pedirán nada de manutención, ni daños, ni indemnización, si nosotros hacemos lo mismo, un divorcio limpi
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