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Todos los capítulos de ¡Eres Mía , Heredera!: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo XXX. El inicio de un juicio de revelaciones y castigos. Parte 1
Narrador Durante esta semana, tras salir del hospital, Walter Patel, intentó contactar con la traidora de su mujer varias veces, descubriendo que esa traidora lo bloqueó. Su interés fue mayor al descubrir que, todas las cuentas de ella y tarjetas que le había dado, o tenía acceso, habían sido cerradas y bloqueadas, incluido sus tarjetas de crédito, que habían sido anuladas. El problema era que su madre, la persona más exigente y mortificante de su vida, no dejaba de exigirle que la buscara para que le devolviera el acceso a las cuentas, que eran lo que su madre usaba para los gastos de la casa y sus propios gastos. Desde que se casó, que su mujer fuera tan estúpida para darle acceso a sus cuentas personales, donde se ingresaba su abultada nómina, le había venido bien a Walter, para que su madre no tuviera opciones a acceder a su cuenta personal, que era donde su sumisa le ingresaba las grandes cantidades que le daba, por “su trabajo”. Prácticamente su esposa pasó a ser la provee
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Capítulo XXXI. El inicio de un juicio de revelaciones y castigos. Parte 2.
Ailan Mi hermano me tocó el antebrazo, para que lo mirara, mientras me ofrecía su brazo, para ayudarme a subir la enorme escalinata del Palacio de Justicia, me hizo regresar a la realidad, y darme cuenta de que su ofrecimiento era apoyo, porque sabía lo que sentía. Sin pensarlo me agarré a su brazo y comenzamos a subir la escalinata, cuando entramos en el Palacio de justicia, los abogados nos advirtieron que, como estrategia, primero nos llevarían a un despacho aparte hasta que la otra parte hubiera llegado a la sala de juicio, la idea era que, los intimidaremos entrando mis sietes abogados, entre los que se encontraba el loco de Murdock, mi hermano y yo. Leah incluso había dicho como tenía que vestirme, también me había advertido que no revelara mi identidad hasta después de la sentencia, porque los abogados podrían usarlo para exigir más dinero, aunque si lo hacían, mi inquisitivo abogado tenía también una estrategia, ya que yo había sido la mantenedora económica de la familia
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Capítulo XXXII. El regalo de un desconocido. Parte 1
Finlay. Pese a que dije que no iría a la sala de juicio, para ver cómo se desarrolla la maldita demanda de divorcio de mi diosa, sabía que no podría evitarlo, así que, tras convencer Sean, para que nos diera algunas ideas para poder pasar así desapercibido, gracias a que, por su trabajo de actor, se había convertido en un experto en el camuflaje entre multitudes, obligué a mis dos mejores amigos, a acompañarme a la sala de juicio. Pese a lo complicado que era intentar que tres hombres de más de un metro noventa, en buena forma y vestido con trajes de ejecutivos, pasarán desapercibidos en una sala de juicio, increíblemente lo conseguimos, sólo necesitamos utilizar gafas de vista y carpetas que llevarían los abogados que están en prácticas, para mezclarnos entre los diferentes pasante de los diferentes buffet, que dedicaban parte de su tiempo a estudiar las prácticas que se usaban en la corte, asistiendo como oyentes a los juicios abiertos que se celebraban. Según el experto de Murra
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Capítulo XXXIII. El regalo de un desconocido. Parte 2.
Finlay. Tuvieron que sujetarme fuerte, cuando el muy cerdo comenzó a insultar a Ailan, y fue a por ella, pero justo en ese momento, con una velocidad alucinante vi como mi futuro cuñado se movía rápido, como si lo tuviera previsto, y de un solo movimiento, se puso delante de Ailan para protegerla, y de un puñetazo, que me hubiera encantado darle yo, lo derribó al suelo. - “¡Joder con tu cuñado!, yo que tú tengo cuidado, y trato bien a tu diosa, o ese te cambia la cara de niño bonito.”- dijo Sean se partía de risa, a mi lado, tras soltarme, porque yo ya no me resistía. Yo, en cambio, estaba frustrado, Miller se me había adelantado. Y con el revuelo que se había formado, los alguaciles controlando al público, y tratando de reanimar a Patel, la loca que se acostaba y jugaba a los juegos depravados con Patel, gritado, Ailan agarraba a su hermano, que se había ido otra vez contra un medio inconsciente Patel, con todo eso no podía ir a romperle la cara ese idiota. Pero esta me la guar
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Capítulo XXXIV. Una nota que es una sentencia.
Finlay. - “¿Que has hecho qué?”- le pregunté casi en shock a mi jefa- asistente, mientras me tomaba el café antes de entrar de nuevo a la vista, tras la llamada que recibí para notificarme que ya estaba entregada la información que había requerido, además de “algo extra”. Mi cara y mi voz alertó a los dos piratas, que me miraron como queriendo saber que había pasado, en especial el cotilla, maruja de Oliver. Pero es que yo no me lo podía creer que mi jefa hubiera decidido, sin decirme nada, tomar cartas en al asunto sobre mi relación con mi diosa, y lo peor es que tras contarme lo que había hecho, y lo que decía la nota que le había puesto en su regalo sorpresa, que lo era hasta para mí, y aún peor, en mi nombre, sólo puede pensar es que esa idea la debía haber tenido yo. Con personas como Penélope encargándose de mis empresas, y de su jefe desastre, tenía el cielo ganado. - “No preguntes, que lo entendiste perfectamente, jefe, así que sólo tienes que esperar a la reacción de
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Capítulo XXXV. Una sentencia con descubrimientos. Parte 1.
Ailan. Necesité de toda mi fuerza de voluntad para controlarme, y no estar más pendiente de lo que ocurría entre el público, que de lo verdaderamente pasaba frente a mí, en esa sala. Tras sentarme en mi silla, junto a una de las mesas que había para las partes del caso, noté como mi hermano se colocaba a mi lado. - “No estés nerviosa, estoy aquí, no vamos a dejar que éste se salga con la suya.”- volvió a repetirme mi hermano pensando que mi extraña actitud, y la rojez de mis mejillas era provocada, porque mi suegra y mi exmarido estuviera mirándome con odio, y esto me hubiera puesto nerviosa. Pero me era difícil explicarle que eso no volvería a ocurrir nunca, que la Ailan que lo Patel habían conocido, hace una semana que había desaparecido, al contrario la mujer que acaba de descubrir en mi interior, era mucho más peligrosa, decidida, y complicada, esa sí que no se hubiese dejado engañar y avasallar por ninguno de los Patel, estoy hasta segura, de que a la primera que la señora P
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Capítulo XXXVI. Una sentencia con descubrimientos. Parte 2.
Ailan. - “Señoría hasta ahora se ha presentado a mi cliente, como una persona desaprensiva, que tenía la familia sometida, porque creía que era la que aportaba los bienes económicos, aparte de ser una persona infiel que rompió sus votos. En primera instancia, si hubiera sido la persona que tan afanosamente mis colegas han descrito, no es comprensible porque casi todos los gastos, del hogar, joyas, vestidos, fiesta, pago a empleados, todo absolutamente todo era sufragado, por mi clienta pero en ningún momento ninguno de esos pagos fue directamente ella la beneficiada, simplemente iban a mano o bien de su marido, y principalmente a manos de la señora Patel, la madre de Walter Patel.”- dijo mi abogado presentando los informes de ingreso y pago de mis cuentas, mientras algunas personas del público hacían algunas interjecciones de sorpresa. - “Por otro lado”- continuamos mi abogado- “quiero dejar claro que así sea externalizan esos gastos se puede ver que el propio señor Patel, durante
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Capítulo XXXVII. Una sentencia con descubrimientos. Parte 3.
Ailan. Durante quince minutos, trate de explicar, sobre todo a mi padre lo que había pasado, sabía que daba igual como se lo contara a mi padre, se lo iba a tomar mal. Pare él, un desgraciado, había maltratado a su princesa, y el gran Norman Miller quería sangre. Mi madre con sus artes lo calmó, y se aseguró de que yo supiera que mis padres siempre me apoyarían en todo, que el mundo me daría otra oportunidad de ser feliz, y que no me preocupara por mi padre, ella se encargaría de que no hiciera ninguna estupidez. Casi lloré de felicidad, sabía que tenía unos padres maravillosos, y que nunca me fallarían, pero en cierta forma, yo, como hija, sentía que los había decepcionado un poco, ¿o era yo la que me había decepcionado?, no lo sabía, lo que si sabía era que nunca iba cometer los mismos errores, ya no. - “Ailan, los abogados de Walter me ofrecen un trato que te interesa, no pedirán nada de manutención, ni daños, ni indemnización, si nosotros hacemos lo mismo, un divorcio limpi
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Capítulo XXXVIII. La diosa saca sus armas.
Ailan. - “¿Quieres ir a celebrar a algún sitio?”- me preguntó Roy mientras nos dirigíamos a nuestros respectivos áticos. - “No hoy prefiero quedarme en casa, con el revuelo que se ha montado hoy, y la esperada llamada de mamá para… ya sabes …. leernos la cartilla…”- le dije a mi hermano, haciéndolo reír, mientras yo me reía también. La habíamos montado bien frente al palacio de justicia. - “… es mejor no forzar la máquina… o la diosa no castigará severamente…”- dije finalmente entre risas, mientras mi hermano, me seguía, aunque aún mantenía ese extraño gesto de sentirse incomodo por algo. Cuando llegué a mi ático de lujo, regalo de mi padre, tuve que correr para ver que me ponía, quedaban horas para que mi Gladiator me recogiera, pero para mí, eran pocas las horas, llamé urgente a Gred, mi estilista, al cual hacía años que no recurría, sólo en ocasiones contadas. - “¡Uhh! ¡Hasta que te apareces, ingrata!, ¿Que es ahora? ¿Cambio de look para pasar desapercibida?, ¿Qué te haga la
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Capítulo XXXVIII. Desarmando a un Gladiador.
Finlay. -“¿Estás seguro de que quieres quedar esta noche con la diosa de la Arquitectura?”- me preguntó Oliver, continuando con las burlas, que llevaban haciéndome desde que vieron a mi diosa en el video dándole una paliza a su exmarido.-“¿No crees que es muy peligroso?, ¿Quieres llevarte a Fred y a sus hombres para protegerte?, no me gustaría verte mañana, después que tu diosa te haya dado una paliza.”- yo permanecía callado, conocía el punto débil de esos dos, y sólo esperaba el momento justos, para aniquilarlos, mientras tanto, me desestresaba en el gimnasio, levantando pesas. Esos dos hacían como si entrenaran, aunque lo único que yo los veía hacer era entretenerse a mi costa. -“Tranquilo, Connor, yo estoy contigo, lo principal es reconocerlo y no avergonzarte, seguro que hay grupos de ayuda para los hombres maltratados, por sus diosas.”- decían Sean, que no había parado de reírse desde que había visto a mis diosa dándole una patada en la cara de ese gilipollas.- Una pregunta
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