Capítulo 42. Un buen hombre, pero terrible como Alfa
Leonid corrió siguiendo el rastro de Aisha, el efluvio le indicaba que se había metido en una cueva. Leonid se encorvó para entrar y avanzó de rodillas. Aisha estaba sentada metida entre las rocas bastante atrapada, tapaba su rostro y lloraba amargamente. —Aisha, no les prestes atención, soy su Alfa, ellos deben aceptarte porque yo lo digo, además, nuestro vínculo nos los otorgó la diosa. —Te pidieron rechazarme ¿cierto? Te lo advertí. —Tú eres más importante para mí que ellos, tú has estado para mí, ellos nunca lo hicieron. Leonid trató de sentarse, pero no cabía en la estrecha cueva, solo podía ver porque sus ojos con poder de lobo se lo permitían. —Tienen razón, nuestra relación está condenada, eres un Alfa y yo hechicera. —Aisha, por la diosa… ¿Por qué te metiste aquí? No quepo, salgamos ya. —Solo terminemos con esto Leonid, recházame y regresaré a mi aquelarre, cuando sea sacerdotisa enviaré a buscar a Aziza. —Lloras porque no quieres dejarme —m
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