Ignacio mira en todas direcciones buscando en el agua. —¡¡¡Jorge!!!... ¡¡¡Jorge!!! —grita desesperado. La lluvia parece venir de todas partes. La niebla comienza a disiparse, pero las olas no dan tregua. Ahora el zodiac está a la deriva y empieza a girarse, recibiendo el oleaje por el costado. Ignacio no es experto, pero sabe que en esa posición, una ola grande podría voltearlo. Debe llegar al motor y recuperar el control. Observa una ola de grandes dimensiones que se acerca por la izquierda. Debe moverse rápido, pero no logra soltarse sin perder el equilibrio. A tientas, avanza hacia la popa hasta que logra sentarse junto al motor. Había observado a Jorge como conducía el bote, así es que repite los movimientos. Acelera girando el manillar del timón y lo orienta para enfrentar la ola con la proa justo a tiempo. El bote nuevamente sube y baja bruscamente dejando a Ignacio casi en el aire. Logra mantenerse firme. Aprovecha el momento entre ola y ola, para dar media vuelta y b
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