82. Acta
Se aferró al cuello de Darcy, quien la tomó en sus brazos y la bajó con delicadeza en la mansión de los Upton. Todo el personal, la familia de Sunny y, por supuesto, las gemelas se encontraban pendientes de ella, tratando de que su traslado fuera lo más delicado y seguro posible, ya que finalmente había logrado salir del hospital. El reposo había sido recomendado, con muchos cuidados y, ciertamente, pocos movimientos bruscos, no solo para sanar sus huesos quebrados, sino también para mantener seguro el fruto en su vientre que aún se sostenía, pese a todo lo vivido, de manera milagrosa. Fue colocada en una silla de ruedas especial y solo sonrió al notar que avanzaba hacia una habitación que parecía haber sido acondicionada para ella en el primer piso. Auxiliado por Raymond, Darcy dejó a Sunny en la cómoda cama comprada especialmente para ella, con funciones similares a las de una camilla de hospital. Él, sin duda, había pensado en todo, porque no solo la quería de
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