Amara, por su parte, le dio una sonrisa coqueta y bajo lentamente los tirantes de su vestido, para luego dejarlo caer formando un círculo en sus pies. A Elliot se le secó la garganta de solo verla. ―¡Demonios, me vuelves loco, amor! ―exclamo y rodeo su cintura para atrayéndola a su cuerpo. ―Esto va
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