Elliot sintió la ferocidad de su beso y se colocó sobre ella cubriendo su delicioso cuerpo. Por un momento, se tensó encima de ella, conteniendo su desesperada necesidad.
―Dime que no lo deseas… ―murmuro suavemente dejándole la elección ―Dime que no deseas que te haga mía.
Amara no podía decir tal