Largo y caliente.... ja,ja,ja,ja, por los vientos que soplan Amara va a tener no uno, sino dos.
CAPÍTULO 44 Cuando despertaron al día siguiente, Amara seguía junto a Elliot. Por lo general él despertaba antes del alba, salía a entrenar y luego trabajaba en las bodegas, pero la noche anterior se habían quedado despiertos hasta tarde y él se había permitido el lujo de dormir más. Amara estaba
―Amara no ha vuelto a la oficina en tres días y el jefe tampoco. Así que… Las sienes de Ana Paula palpitaron y sostuvo el teléfono con fuerza, no obstante, no dijo nada, siguió soportando la ira en su interior. ―¿Sabes a dónde? ―No tengo esa información… ―¡Te pagaré! ―De verdad no la tengo, sol
CAPÍTULO 45 Las cosas en Seattle no marchaban bien, la salud de Silas había empeorado considerablemente. Así que cuando Cameron le dijo que viajaría, se ofreció a acompañarlo. Ella sabía muy bien que el motivo principal no era informar a Elliot de la salud de Silas, sino más bien ver a Amara y ella
CAPÍTULO 46 Bianca estaba tan sonrojada y molesta que no pudo seguir aguantando y se aclaró la garganta, sacando de su momento de éxtasis a Amara y a Elliot. Cuando estos se percataron de que tenían compañía, giraron sus cabezas solo para conseguir la mirada llena de fuego de Cameron y la de desdé
Amara miró a su marido y Cameron continúo hablando. ―Pero él dice que no irá. Fue lo que dije hace un momento, ¿se puede ser tan inhumano? ―Elliot… ―en este momento tenía que darle la razón, a pesar de todo Silas era su padre, si no lo veía, entonces podría arrepentirse el resto de su vida. ―Debem
CAPÍTULO 47 En la habitación, Amara cerró la puerta con fuerza. Las palabras de Cameron seguían repitiéndose una y otra vez. ―¿Dime lo amas? ―Cameron, es mejor que te vayas, conoces el temperamento de Elliot. Si regresa y te encuentra aquí… ―Entonces ven conmigo, mientras tú, estés dispuesta, no
Él la aparto y se dio la vuelta evadiendo su pregunta. ―Él es tu padre y no importa los errores cometidos, te necesita. ―Amara ―cerro los ojos y pellizco el puente de su nariz ―Ahora no quiero hablar de eso, ¿de acuerdo? Ella guardó silencio y siguió mirando su espalda. ―Está bien, perdóname, sé
CAPÍTULO 48 Al día siguiente, a las seis de la mañana, Elliot y Amara regresaron a Seattle. El chofer de la familia vino a recogerlos, pero en el auto también había dos personas más. Elliot se acercó a su hermano y sonrió. ―Vaya, fui yo quien te recogió la última vez, esta vez eres tú quien lo ha