—De acuerdo, solo tomo unas cosas y me iré… Por cierto, ¿dónde está tu “héroe”? ¿Ya no te llevará a su casa?... ¿Lograste convencerlo? ¿Estabas llorando, verdad?... Tienes todos los ojos hinchados… ¿Fue por eso? ¿Y ese vestido? —cuestionó Ricardo, dándome la espalda.La verdad, me molestó que preguntara tanto y no se fuera. Para no tener que soportarlo más tiempo, tuve que contestarle rápidamente.—Está con el director… Vino a visitarme porque conoció a mi padre y él me obsequió este vestido… Christopher fue a tomar un café con él… Creo que ahí me esperarán… Y sí, antes de que tu entraras sin tocar, estaba llorando porque hoy será el día en que dejaré mi pasado atrás… ¿Algo más, señor? —respondí de mala gana.—¡No me contestes así, chica berrinchuda! ¿Crees que a mí me importa tu vida? ¡Ja, ja! ¡Qué risa! —dijo con sarcasmo. —Solo te pregunto porque me preocupa el futuro de mi amigo, y más ahora, que al parecer mi padrino está al tanto de tu situación. ¿Qué no te pones a ver lo que
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