LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 9. Un traidor
UNA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 9. Un traidor Estaba en las nubes. Michelle de verdad estaba en las nubes porque a su abuela le había encantado Sebastian; podía verlo en cada ligera sonrisa. Y eso definitivamente era bueno para ellos. Se ocupó enseguida de recoger todo con Merci, y Sebastian se aguantó las ganas de preguntarle a la abuela si ella siempre era así de dispuesta. Dos horas más tarde subían todo en su camioneta vieja y Michelle rechazaba amablemente el intento de la abuela de darles una mejor. —No hace falta, nana, con esta nos viene bien… —¡Pero hija, si tu esposo viene a trabajar en la camioneta, ¿cómo vas a salir tú de la cabaña…? —¡Pues caminando, abuela, para eso tengo estas piernotas tan lindas…! ¡Ah, pero te voy a aceptar botas, eso sí, porque me las robaron con el resto del equipaje, y una computadora! ¡Por favor, abue, ¿me ayudas con una computadora para poder escribir?! Sebastian y la señora Constance se miraron, porque ella le estaba ofreciendo una camioneta
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