61. REGRESO A BERLÍN
Las bromas y risas continuaron, mientras Lianet en vano trataba de defenderse. En el fondo, estaba feliz de ver la alegría en el rostro de sus amigos tras tanta tristeza compartida. Eran su familia, su hogar. Y Nadir...bueno, con Nadir las cosas parecían fluir de forma natural y mágica. Pero eso no pensaba admitirlo frente a todos. Todavía no.—Bueno chicos, para ser honesto le seguí la farsa del compromiso en verdad como dice ella, para protegerla de ese grupo, pero…, ja, ja, ja. No voy a negarlo, ¡aproveché la oportunidad! Y…, seguí el consejo de mi hermano aquí presente que aseguraba que yo estaba enamorado de Lianet y me la llevé a solucionar todo el malentendido que ella tenía conmigo. Pero con precaución… —dice y se pasa la mano por la mejilla—. No quieran saber lo que me ha hecho mi novia, ja, ja, ja..—¡Nadir! Fue un malentendido...—se defendió Lianet, muerta de vergüenza.—Eso es cierto —intervino Ismael, soltando una carcajada—. ¿Pueden creer que Trencita, apenas nos vimos e
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