97. ACEPTACIÓN
Finalmente, el vehículo se detuvo frente a la terminal del aeropuerto. Raidel, que había estado al pendiente de Lianet, recibió a un hombre de confianza, el piloto de su padre, quien les aseguró que todo estaba dispuesto para su partida. Sin embargo, les informó que debían aguardar aún media hora más. Lianet, consumida por la ansiedad, paseaba de un lado a otro, incapaz de encontrar sosiego en la espera. La llegada de su padre Manuel, acompañado por su prometido Nadir, alteró aún más su ya agitado estado. Nina, con los ojos rojos de llorar la miró con tristeza. Lianet se sintió abrumada por la situación y buscó refugio en el baño del aeropuerto. A pesar del enojo que burbujeaba en su interior contra su padre, no pudo evitar ser afectada por la profunda tristeza que manaba de él. La visión de Manuel, con su rostro surcado por lágrimas que fluían incesantes mientras abrazaba la mochila contra su pecho, una mochila cuyo contenido Lianet conocía bien ahora que era, aunque se resistier
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