Leandro obedeció al pedido de su esposa y volvió a besarla con pasión. Una de sus manos comenzó a descender hasta su bajo vientre, mientras la otra, masajeaba uno de sus pechos. De pronto, se apartó de su boca, y pegó sus labios en sus pezones, besándolo, chupándolo, hasta incluso, dejando leves mordiscos, que lograba excitar a Jazmín.La mano que descendió, comenzó a jugar con el dobladillo de su vestido, y en cuestión de segundos, ya sus dedos, estaban jugando con el encaje de su ropa interior.Jazmín estaba húmeda, y eso solo lograba que el hombre perdiera la cabeza por la excitación. Ellos se gustaban y estaban casado. No estaban haciendo nada malo.¿O sí?En el momento en que sus dedos hicieron a un lado su ropa interior, Jazmín soltó un suspiro, y Leandro sintió la humedad y la piel de aquella zona; sin embargo, su celular comenzó a sonar.— Tu celular — susurró la mujer con la respiración pesada.— Déjalo — respondió; sin embargo, volvía a sonar, lo cual lo obligó a renunciar a
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