La mansión estaba en silencio, el tipo de silencio que solo un lugar tan grande y majestuoso puede tener. Jessica estaba en la sala principal, esperando la llegada de su amiga Jazmín. Habían sido días complicados, llenos de incertidumbre y miedo, pero hoy, al menos por un momento, la esperanza parecía brillar un poco más.El sonido de la puerta abriéndose resonó por el amplio pasillo, y Jessica se levantó de su asiento, su corazón latiendo con una mezcla de emoción y preocupación. Al ver a Jazmín entrar, llevando en brazos a su pequeño bebé que ya comenzaba a gatear y pronto cumpliría un año, una sonrisa se dibujó en su rostro.— Jazmín, ¡qué alegría verte! — exclamó Jessica, acercándose para recibir a su amiga.Jazmín, con el rostro cansado pero lleno de amor, cargó a su hijo de los brazos de Jessica. Al tenerlo en sus brazos, la joven sintió una oleada de ternura y protección. El pequeño se movió inquieto, curioso por todo a su alrededor.— Mira cuánto has crecido — dijo Jazmín con
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