—Antes de mi divorcio con Pedro, no pude devolvértelo a tiempo. Hoy que tengo la oportunidad, he venido a traértelo. —explicó Bella con calma.—Bella, si ya me lo habías dado, ¿por qué lo devuelves ahora? —le recriminó con cariño la abuela Romero.—Gracias por tu generosidad, abuela, pero este collar era un regalo que tenías pensado para la futura esposa de Pedro. No es apropiado que yo lo conserve.Luego, Bella sacó una cajita de terciopelo con un broche de diamantes. —Y también me gustaría que le entregaras esto a Pedro.La abuela Romero, al ver de nuevo ese broche que su nieto ya se había llevado, imaginó lo que debía haber pasado entre Bella y Pedro.Tomando las manos de Bella, le dijo con cariño: —Bella, no sé qué ha ocurrido entre ustedes, pero sé que Pedro debe haberte hecho sufrir de nuevo.»No voy a aconsejarte nada, solo que no te distancies de mí. Este era un regalo para ti, no para su futura esposa.»Eres una chica tan buena, y has soportado tantas dificultades en vuestro m
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