El móvil de Julio recibió una notificación, al abrirla encontró un archivo comprimido. Al descomprimirlo, reprodujo el vídeo.Las palabras de su madre le resultaban molestas, pero cuando Elena dijo que prefería quedarse soltera de por vida antes que volver a estar con él, Julio sintió una punzada en el pecho....Bella se enteró del escándalo que Rosalía había ido a montar.—¿Cómo se atreve a ir a buscarte bronca? La próxima vez llama directamente a la policía. —le dijo, algo enfadada.Elena ya había pasado el disgusto y ahora le daba pereza seguir discutiendo. —De acuerdo, la próxima vez llamaré a la policía.Bella examinó a Elena con la mirada. —¿Seguro que estás bien?Elena puso los ojos en blanco. —No me subestimes, gente como ella la veo a diario. Hay quienes son aún peor y no me asustan.»Antes no les plantaba cara porque era la suegra, quería mostrarle respeto y no poner a Julio en un aprieto. Ahora me importa un bledo, que la insulte y la enfrente todo lo que quiera.Bella le d
Bella sacudió la cabeza en señal de rechazo. —Ve tú.Natalia rio con coquetería. —Pero creo que el director Romero preferiría verte a ti. Acompáñame, así no tendré que enfrentarme a él yo sola, ¿de acuerdo?Diciendo esto, Natalia se agarró con cariño del brazo de Bella y la arrastró consigo hacia la habitación.La asistente de Natalia llamó a la puerta y la abrió.Así, ellas se encontraron de repente frente a Pedro en su habitación.Era un piso VIP, que contaba con una sala de estar, una cocina abierta, una pequeña sala de rehabilitación y la cama del paciente.Pedro estaba sentado en la habitación mientras Miguel le informaba sobre algo relacionado con el trabajo.Al escuchar el ruido, levantó la vista.Al ver a Bella, en sus ojos se reflejó una clara sorpresa, como si no creyera que ella estuviera allí.—Señora Romero, señorita Llona. —saludó Miguel con educación, retirándose discretamente a un lado.Bella no respondió. Natalia habló con voz melosa: —También está aquí el asistente Ma
...—Bella llegó a la habitación de Carlos, quien estaba hablando por teléfono.Al verla, colgó.Luego le informó que el hospital que había emitido el certificado mental de Anna había investigado y hallado que Víctor tenía acciones privadas.—He enviado las pruebas correspondientes a la comisaría. Cuando Anna regrese, solicitaremos una nueva evaluación. —dijo Carlos.»El informe forense de Taloria indica que Daniel murió por una herida de garganta producida por un machete. En cuanto a si fue un asesinato deliberado o un accidente, es imposible determinarlo.»Aunque Anna estaba herida y probablemente no tendría la fuerza para matar a un hombre adulto, en una situación de peligro las personas pueden verse impulsadas por un instinto de supervivencia. Así que este no puede ser una prueba.»El almacén abandonado no tenía cámaras de vigilancia y en ese momento todos los ojos estaban puestos en ti, nadie prestó atención a lo que pasaba dentro. A menos que surjan nuevas pruebas, me temo que se
Pedro llevaba puesta su propia ropa, sin saber si simplemente salía a tomar un poco de aire o si tenía algo que hacer.Al ver a Bella empujando la silla de Carlos, los ojos oscuros y generalmente distantes de Pedro se ensombrecieron ligeramente con un dejo de dolor.—Vaya, director Romero, también está usted ingresado aquí, qué casualidad. —saludó Carlos de forma amistosa.Pedro no le respondió, recuperando esa mirada impenetrable. Luego, dirigió su atención a Bella, como si quisiera decirle algo.—¿Ocurre algo? —preguntó Bella.Los delgados labios de Pedro se fruncieron por un momento. —¿Podría robarte unos minutos en mi habitación? Es un asunto personal.—No es necesario —respondió Bella con calma—. Puede decírmelo aquí mismo.Pedro miró de reojo a Carlos y luego volvió a Bella. —Es un tema privado, no me gustaría que lo escuchara un extraño.—Lo siento —dijo Bella—, pero ahora no tengo tiempo. Hablamos más tarde, cuando esté libre.Estas palabras parecieron herir a Pedro, que lament
Al ver la expresión apremiante de Carlos, Bella no pudo evitar soltar una risita. —Estaba bromeando contigo.—No es por Pedro, la abuela Romero y la señora Romero han sido muy amables conmigo, así que estaré encantada de ayudar en lo que pueda. —explicó ella.Al oír eso, una sonrisa seductora y apasionada floreció en el apuesto rostro de Carlos. —Bella, eres una persona tan bondadosa y hermosa.—Ay, no, no —Bella se frotó el brazo, incómoda—. Señorito Sánchez, por favor, mantén la compostura. No sonrías así ni digas esas cosas, que me da la impresión de que tramás algo.Carlos permaneció en silencio. ¡Era cierto, no podía borrar esa imagen de sí mismo tan frívola y descuidada!...Bella había supuesto que Carlos la llevaría a algún lugar divertido o de una belleza especial.Pero resultó que la condujo a un cementerio.Bella siguió a Carlos, guiada por él, hasta llegar frente a una tumba.En la foto, se veía el rostro de una mujer de mediana edad, de semblante apacible y sonrisa cálida.
Carlos asintió.Tal vez fuera un acto de rebeldía contra sí mismo o una forma de demostrarle a su padre que podía valerse por sí solo, pero lo cierto es que durante esos años en el extranjero aprendió todo tipo de habilidades.Bella sentía que Carlos había vuelto a sorprenderla.Si bien sabía de sus logros futuros, su comportamiento habitual la había hecho pensar que era un simple mujeriego frívolo.De no haber tenido ese conocimiento previo, tal vez lo habría juzgado igual que todos los demás.—Bella, nunca le había contado a nadie mis debilidades, ahora que lo sabes, tendrás que hacerte responsable de ello. —dijo Carlos, entre broma y seriedad.Bella no pudo evitar mirarle con reproche. —Es una responsabilidad demasiado grande, no podría con ella.—¿Y si yo me hiciera responsable de ti? —los ojos de Carlos brillaban con cierta esperanza.Bella comprendía que Carlos la había traído expresamente hasta la tumba de su madre y le había contado parte de su pasado para que ella conociera su
—¿Quién es el hipócrita aquí? —le espetó Carlos con frialdad.»Cuando estábamos en el país de Taloria, sabías que yo también estaba buscando a Bella, ¿y aun así no me informaste cuando tuviste noticias de ella? ¿No es eso desleal?—¡Los asuntos de mi esposa no tengo por qué contártelos a ti! —replicó Pedro, furioso.—¿Tu esposa? ¡Pero si están divorciados desde hace siglos! —le espetó Carlos con sorna—. Pedro, en el futuro evita usar ese término, me da vergüenza ajena.—¡Tú...!El rostro de Pedro se ensombreció aún más. —Carlos, no creas que por el hecho de que hayas resultado herido no voy a golpearte.—¿Quién te crees que eres para pegarle?Intervino Bella, que acababa de salir del ascensor a toda prisa y se había interpuesto entre ambos.Su delicado rostro reflejaba una expresión gélida. —Pedro, aquí hay cámaras por todas partes, así que no te atrevas a hacer nada.Aquellas palabras de Bella fueron como latigazos para Pedro.Sintió que se le encogía el corazón.Miguel, que no podía
Manuel se preparó para recibir la gélida mirada de Pedro.Pero éste permaneció imperturbable, con el semblante serio y ensombrecido.Evidenciando que había recibido un duro golpe.Manuel no pudo evitar un suspiro. —Hermano Pedro, seguro que mi cuñada está muy dolida porque no la has enviado a la cárcel a Anna.»Incluso Elena está muy enfadada y me ha advertido que si vuelvo a intentar acercarlos a ti y a cuñada, me dejará de hablar.Manuel se encontraba en una posición difícil, pues por un lado estaba su hermano y por el otro, su... buena amiga. No quería ser duro con ninguno de ellos.—Cuñada parece que ya no siente nada por ti —añadió con prudencia—. ¿Quizás deberías dejarlo estar?Entonces Pedro reaccionó, clavando en él una mirada gélida. —¿Tú también crees que Carlos es más apropiado para Bella?—¡No, de ninguna manera! —se apresuró a responder Manuel—. Ella es excelente, Carlos no la merece.Después preguntó, perplejo: —Pero, hermano Pedro, ¿por qué no has dejado que Anna reciba