Todos los capítulos de ¡Mi hija adoptiva ahora es mi esposa!: Capítulo 11 - Capítulo 20
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11 ¡¿Celosa?! NO
— Soy tuya, por entero... — susurró abrazándolo, en ese momento así se sentía, no pensaba, solo se dejaba llevar, nada dolía solo sentía placer en ese instante, de nuevo manteniendo la espalda aún arqueada ofreciéndose por entero a él.Las caderas de Michael no podían detenerse, era incapaz de dejar de reclamarla, era suya y se lo hacía saber con todo su cuerpo, con su piel, con la inmensa necesidad que lo recorría por sentirla suya.Levantó la vista para mirarla a los ojos invadiendo nuevamente su boca en un beso desesperado, no quería perderla, no había nada que pudiera alejarlo de ella.— Sophie... Hazlo Casi gruñó con posesividad inclinándose para saborear su boca, sabiendo que no podía aguantar mucho más, sintiendo como lo apretaba, como si reclamara ser llenada de él. Ese beso era todo lo que la chica necesitaba para estallar en un orgasmo que lo atravesó todo, gimiendo su nombre, dejando solo su cuerpo entregada por completo a las sensaciones que la recorrían.— Sophie— él in
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12. Una habitación Secreta.
Sophie estaba preocupada. Quería hablar con su amiga sobre su difícil situación. Había estado buscando a Emma por toda la mansión sin éxito.Cuando ya no la encontraba por ningún lugar salió al jardín y caminó hasta el garaje donde se guardaban los coches para rogarle al chófer que la llevara a la oficina de Michael.Quería saber dónde estaba Emma y, aún más, quería preguntarle ¿qué pasará con su relación después de esa noche?—Por favor, más rápido —pidió Sophie al conductor para que se apresurara a llegar había algo que la preocupaba, sentía una presión en el pecho que no era capaz de explicar.Al llegar, Sophie salió del auto y corrió hacia la oficina de Michael. Empujó la puerta sin pensarlo, esperando encontrar alguna pista sobre el paradero de Emma. En su lugar, se encontró con algo que no esperaba ver Michael y Laura en una posición comprometedora, él inclinado sobre ella mientras parecía estar desnudándola.Un escalofrío helado viajó por su espina dorsal, los ojos le empeza
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13. ¿Soy la sustituta de mi madre?
Sophie, aún escondida detrás de la cortina, no podía apartar la mirada de aquél retrato.La mujer era idéntica a ella, pero lo que realmente la dejó con él corazón palpitando tan fuerte que parecía que en cualquier momento se saldría de su pecho y sin aliento, fue el nombre escrito en una placa en el marco del cuadro: " Marie". Ese era el nombre de su madre y, por si tenía alguna duda, la misma mujer del retrato llevaba puestos esos pendientes de corazones rojos que recordaba de su infancia y siempre había querido tener.Sophie, caminó hasta el cuadro como atraída por esa imagen, como hipnotizada por aquella mujer, tan igual a ella, que parecía observarla desde el lienzo. La realidad de la situación la golpeó recordando las palabras que Laura había dicho en aquella fiesta.“Después de todos estos años, todavía no puedes olvidarla”Hablaba de ella, ¿Michael estaba enamorado de su madre?¿Por eso la había adoptado con la intención de que se convirtiera en su sustituta al crecer?Aquel
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14. Embarazada del Diablo.
Pasaron varias semanas, Sophie apenas comía y su sonrisa había desaparecido de su rostro.El CEO Michael se iba muy pronto en la mañana y volvía muy tarde, nunca apareció y toda la villa estaba extremadamente silenciosa.— Sophie, por favor come más, estás demasiado delgada y me estoy preocupando.— Lo siento Emma, si no fuera por mí quizás habrías empezado una nueva vida.Sophie quería volver a llorar mientras hablaba, sentía que últimamente no podía controlar sus emociones y no tenía apetito.— Tranquila, por lo menos yo estoy a tu lado… Mmmm... Hoy hace buen tiempo y vamos a pasear fuera. ¿Qué te parece?Sophie asintió, ella quería olvidar a ese hombre.Mientras paseaban por los extensos jardines de la propiedad, Emma intentó consolar a Sophie, aunque ella misma estaba lidiando con sus propios problemas.Robert las observaba sentado en una de las sillas del jardín, dándoles su espacio y sin sacarles la mirada de encima, el jefe había dejado muy claro que debía vigilarlas todo el t
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15. El médico de la familia.
Sophie no podía creer lo que acababa de escuchar, no podía condenar a un ser inocente a vivir la vida que ella había vivido, no quería darle hijos a un hombre como Michael.—¿Embarazada?En ese momento, la puerta se abrió y un hombre vestido con una bata blanca entró en la habitación. Se acercó a la cama de Sophie mientras leía los informes que la enfermera acababa de darle.—Buenos días. Soy Daniel Jensen, el médico de la empresa. He venido a aclarar cualquier duda que puedan tener — explicó observándolos a los dos.Michael, que aún sostenía la mano de Sophie, miró al doctor Jensen algo incómodo al notar como a penas se había dirigido a él y no dejaba de observar a su esposa con una sonrisa de oreja a oreja, se decía que era normal, que ella era la paciente, aún así sentía sus celos incrementarse a medida que ese hombre no apartaba la mirada de la chic..—Doctor, ¿está completamente seguro de que Sophie está embarazada? —preguntó Michael, intentando llamar la atención del hombre y
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16. El hijo de un monstruo.
Emma, preocupada por la conversación que tuvo el día anterior con Sophie, decidió ir a su habitación temprano aquella mañana. Había estado pensando en las palabras de su amiga, tanto que apenas pudo dormir y, aunque había optado por no decir nada en el momento, esperando que Sophie se calmara, ahora sentía que necesitaba hablar con ella y animarla o hacer algo para que se sintiera mejor.Al entrar en la habitación, el sonido del vómito la guío hasta el baño donde encontró a Sophie arrodillada frente a la taza. El color del rostro de su amiga brillaba por su ausencia, decir que estaba pálida era poco, la pared de baldosas blancas del baño tenía más color que ella. Emma se apresuró a su lado, sosteniéndole el cabello y frotándole suavemente la espalda.— He leído que si comes galletas de jengibre antes de levantarte de la cama, las náuseas son más soportables — dijo Emma preocupada.Sophie se enderezó, limpiándose la boca con una toalla, se remojó la cara frente al espejo y se la se
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17. ¿¡El niño no es mío!?
—Será mejor que te sientes, Sophie —sugirió Daniel guiando a la joven hasta un banco cercano, sin soltarla, no quería que cayera y pudiera sufrir algún daño.El parecido con esa mujer era tan asombroso que parecía haber retrocedido en el tiempo y estar frente a ella.En ese instante ella no podía hacerse la fuerte ni negar la ayuda del hombre así que se dejó llevar por él y se sentó donde le indico, luego levantó la mirada y buscó la de él para intentar encontrar ayuda. —No quiero tener a este bebé, Daniel. No pueden obligarme…Daniel se agachó para estar a su nivel, por dentro estaba saltando de alegría esa mujer le estaba poniendo muy fácil conseguir lo que realmente quería… —Hay formas de manejar esto, opciones que podemos discutir. Estoy aquí para ayudarte con lo que decidas, soy médico y apoyo tú derecho a decidir — le aseguró, pero tenía pensamientos más oscuros en mente.Sophie asintió débilmente, abrió la boca para decir algo más, pero antes de que pudieran continuar la con
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18. Por favor, déjame en paz.
Michael recorrió la mansión en busca de Sophie, pero no lograba encontrarla en ningún lado. Abrió puertas, miró debajo de escaleras, cada rincón donde pensó que Sophie podría haber buscado refugio. Pero ni rastro de ella, parecía que se había esfumado.Mientras tanto, la joven permanecía acurrucada en un sillón desgastado de la habitación secreta de la mansión, se abrazaba a sus rodillas y hablaba en voz baja con el retrato de su madre limpiándose a ratos las lágrimas que surcaban su rostro.Era algo vergonzoso que su único lugar seguro fuera frente a un cuadro viejo.—Mamá, apenas te recuerdo —susurró, su voz temblorosa— Eres solo un vago recuerdo en mi mente, tu risa, como te cepillabas el cabello, esos pendientes, te recuerdo muy poco, pero cómo desearía que estuvieras aquí. ¿Qué harías tú en mi lugar? ¿Tuviste que enfrentarte a algo así cuando descubriste que estabas embarazada? ¿Quién era mi padre?Michael, pasó al lado de la biblioteca y algo hizo click en su mente¿Y si Sophie
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19. No te vayas, Marie.
El corazón de Sophie se aceleró, y un escalofrío recorrió su espalda al sentir a su esposo en peligro.¿Cómo es posible? Debe estar alucinando.Pero cuando entró en la habitación, vio al diablo, ahora hecho un ovillo en medio de la oscuridad.Eso hizo que el corazón le doliera de un modo que tuvo que llevarse la mano al pecho y se quedó inmóvil observándolo.—No me pegues, papá... seré un buen niño — susurraba Michael.Su voz era más suave, como si intentara simular el timbre de un niño, se podía sentir el terror en cada una de sus palabras, mientras su cuerpo se retorcía bajo las sábanas, envuelto en sudor en un intento desesperado por escapar de aquella horrible pesadilla.Sophie, se acercó a la cama sin poder apartar la vista de él, no sabía cómo sentirse. La vulnerabilidad que Michael mostraba en ese momento era sorprendentemente contraria a su habitual arrogancia. Las palabras que escapaban de sus labios estaban llenas de temor, dejándola confundida.En ese instante pudo ver a
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20. ¿Qué le pasó a mi bebé?
—¿Así que los rumores eran ciertos? Estás embarazada, eso fue rápido — dijo Laura visiblemente molesta — Pero debes saber que un embarazo no va a alejarlo de mi, Michael nunca dejará de ser mi amante. Solo está contigo porque te pareces a Marie, eres una sustituta y ahora la incubadora de su heredero, nada más, él nunca amará a nadie que no sea Marie.Sophie estaba sorprendida por el atrevimiento de Laura y herida por sus palabras, pero sin ninguna intención de que la otra mujer lo notara, no pudo evitar sonreír ante la ironía de la situación.—Qué triste que te contentes con ser la otra mientras envejeces — respondió Sophie con un tono de burla y una sonrisa sarcástica dibujada en el rostro — Pronto nadie querrá un compromiso serio contigo, si es que ahora alguien lo quiere. ¿Todavía puedes tener hijos? Te conservas bien — la miró de arriba a abajo con superioridad — debo admitirlo, pero es evidente que te haces mayor.— ¿Cómo te atreves, niña? — Laura frunció el ceño molesta por la
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