Marla sintió en ese momento que acababa de cometer el peor error de su vida, aunque estuvo dispuesta a hacerlo por recuperar lo que le pertenecía a sus nonnos, algo dentro de ella le anunciaba que apenas la pesadilla comenzaba. Llegaron al puerto donde ya los invitados especiales y más importantes de Tropea, aguardaban a la pareja de recién casados. La mayoría de las personas que estaban allí eran totalmente desconocidas por Marla. Sólo su amiga Karla, Salvatore y su madre, le eran rostros familiares, el resto, simplemente eran personas que jamás había visto. Al ver a su madre, fue hacia ella, Marcella sintió el abrazo de su hija cómo un pedido de ayuda, la manera en que ella se refugiaba en sus brazos, era similar a cuando por las noches despertaba sobresaltada por tener un mal sueño. En aquel momento, bastaba sentir la seguridad en brazos de ella y abrí los ojos. Pero en este caso ninguna de las dos opciones era válida, ni su abrazo, ni abrir los ojos.—¿Ocurre algo, Marla? ¿Po
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