Capítulo 105. La aparición de Harvey.
Nácar corría. El bosque era un borrón de sombras y luces lunares, pero ella no miraba atrás. Los pasos resonaron, brutales y determinados. La tierra bajo sus pies se convertía en enemiga, desleal, traicionera, amenazando con hacerla tropezar. "No puedo parar," se repitió, el aliento cortado por el esfuerzo y el temor.—¡Ahí va! —gritó una voz lejana, mezclándose con el latido salvaje en su pecho. Sintió un frío sudor empapando su espalda, Nácar mantenía el ritmo, sus ojos encendidos como si fueran brasas ardientes.«Pronto, Nácar» jadeó Roxana en su interior «Necesitamos un milagro».Un destello metálico rasgó el aire, seguido por el fogonazo sordo de un disparo. La bala encontró su marca, y tanto Nácar como Roxana sintieron cómo el mundo giró violentamente. Se detuvo, el dolor desgarrador abriéndose paso a través de su carne. No quería morir, no así, no ahora. Los cazadores se acercaron, sus voces eran claras, sus intenciones mortales.“Es el fin" susurró, dejándose caer al suelo,
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