SOLO YO PUEDO TENERTE. Cuando Elara bajó las escaleras, Nathaniel ya estaba allí, apoyado en su auto con una postura que irradiaba una confianza que rozaba la arrogancia. Una de sus manos descansaba casualmente en el bolsillo de su pantalón, mientras que la otra sostenía un pequeño estuche de terciopelo. Él tragó saliva al verla acercarse. A pesar de que siempre había sabido que Elara era hermosa, esa noche ella estaba, sencillamente, impresionante. Su vestido abrazaba cada curva, curvas que él conocía perfectamente, un sentimiento posesivo y fiero se apoderó de él, y sus ojos se oscurecieron con la intensidad del deseo. Elara, por otro lado, estaba consumida por una nerviosidad que hacía temblar ligeramente sus manos. Era la primera vez que asistía a un evento de tal magnitud, y la primera vez que salía con Nathaniel en un contexto tan formal. Las mariposas en su estómago parecían estar en pleno vuelo acrobático, y con cada paso que daba hacia él, sentía cómo su corazón amenazaba co
Leer más