Aidan se sentía en una nube, ligero, suave, cómodo, sobre todo cómodo y ¿protegido? Era raro, lo último que recordaba era él estando solo dentro de una habitación y mucho frío antes de que todo se volviera negro. Su mente estaba confusa.Sus parpados pesaban, pero aun así se forzó a abrirlos. La oscuridad se cernía sobre él, aunque a su espalda la luz de la luna entraba por el balcón. Era de noche. Se removió ligeramente encontrando que su cabeza estaba sobre un pecho duro que se movía constante.Alzó ligeramente la cabeza. Sabía quién era, reconocería tanto el olor como el cuerpo de Lucian en cualquier lado, pero en ese momento no quería estar cerca de él. Por lo que se apartó haciendo que el brazo del alfa que rodeaba posesivamente su cintura cayera hacia el otro lado, despertándolo.Mientras Lucian se desperezaba Aidan cubría la desnudez de su cuerpo con una sábana y se sentaba en el borde de la cama mirando hacia la luna. Esta lo tranquilizaba. Esa noche estaba alta en el cielo. R
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