Mierda, ahora quiero vomitar. Me centro en respirar profundo, en poner la mente en blanco o en otro color y en no pensar que algo tengo que ver con la mafia. "Tranquila, Dinaí, no más ataques de pánico, por favor."—Mi mamá tenía un amante —suelto de improviso, vaya, de todo lo que pude haber dicho eso sale—. Tal vez se conocían desde antes de mi nacimiento, pudiera ser que yo fuera hija del otro y no de mi papá.Eso sonó estúpido. ¿Soy hija de otro que no es mi papá? Vaya, Dinaí, ahora sí te luciste. Pero parece funcionar, pues Mateo ladea la cabeza y se endereza en su silla de madera. Ha de estar incómoda, ¿desde hace cuánto estará aquí? No creo que estuviese metido aquí durante mi sueño profundo. Obviamente no, él seguro estaba preocupadísimo por la carita bonita de Catarina. Maldita pelirroja, en cuanto su rostro aparece en mi mente, la burbuja de ira que se iba desvaneciendo, cobra fuerza.—¿Quién era el amante?—No soy idiota, Mateo —digo mientras adopto actitud arrogante, prefi
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