El sol brillaba intensamente sobre el jardín decorado con flores blancas y lilas, mientras los invitados tomaban asiento en las sillas elegantemente dispuestas. Kelvin, vestido con un traje azul marino impecable, esperaba nervioso al final del pasillo, sus manos ligeramente temblorosas. A su lado, su mejor amigo y testigo de su boda, Sebastián, le daba una palmada en la espalda para tranquilizarlo.La música comenzó a sonar, una melodía suave y romántica que llenó el aire de emoción. Todos los presentes se pusieron de pie y giraron sus cabezas hacia el inicio del pasillo. Rebeca apareció, radiante, en su vestido de novia de encaje, con un velo que caía delicadamente sobre sus hombros. Su cabello corto, semi recogido en un moño sencillo, dejando algunos mechones sueltos que caían como ondas.El vestido de Rebeca es una obra maestra de encaje y seda, confeccionado por una de las mejores diseñadoras de moda de Milán, Dalia Sallow.Ajustado en la parte superior, con un escote ilusión que
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