Durante la ausencia de Kelvin en Francia, Rebeca y Alessia continuaron sus vidas en Venezuela, cada una siguiendo su propio camino.Alessia trató varias veces para hablar con Rebeca, sin embargo, esta se negó varias veces, por lo que ella acabó acudiendo a Ezra para enviarle mensajes, ya que Rebeca, incluso, la había bloqueado de todas sus redes sociales y su número.—Rebeca me odia.—Está dolida, eso es todo, tienes que darle tiempo —dijo Ezra.—Nada será igual.—Eso depende de ustedes, además si sigues amando a Kelvin, dudo que ella quiera hablarte de nuevo.Alessia suspiró, porque a pesar del tiempo su corazón seguía extrañando a Kelvin y se negaba a soltarlo por completo.—Por favor, entrégale la nota y disculpa tanta molestia, me iré unos días para Caracas, será la última por los momentos.—Ok, está bien, no te preocupes —Ezra asintió.Rebeca, paso sus días atendiendo a mujeres, tanto en la clínica, como en el hospital y en operativos de salud que se le ofrecían a la población, t
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