En la mansión Villanueva todo se había vuelto sombrío y frío, la ausencia del pequeño Damián, la luz de la casa se hacía notar con cada segundo que pasaba. Emilia ya no quería comer, solo estaba pendiente de lo que sucedía fuera de la ventana, específicamente, la ventana que daba en dirección al camino que llegaba de la entrada de la barda frontal, deseaba ser la primera en ver que su hermano había regresado y poder abrazarlo para no soltarlo jamás. — Él va a regresar, tiene que regresar— Susurraba ella entre una tormenta de pensamientos. — Aún falta mucho por hacer y crecer, tiene que regresar, le compre mucho helado de chocolate.— se consolaba a sí misma. A su lado, comprensivo y siendo un apoyo, se encontraba el abuelo, quien discretamente por momentos se alejaba para manejar a sus investigadores y revisar los avances. — Claro pequeña, moveré cada una de las piedras del mundo si es necesario para traer a tu hermanito aquí, con nosotros, solo necesitamos un poco de tiempo, y lo t
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