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Todos los capítulos de En la trampa del CEO: Capítulo 61 - Capítulo 70
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Capítulo 61: Un refugio para la bondad
—¡Liliana! ¿Dónde estás? —No lo sé, él me secuestro. —¿Quién? —¡Azael! Espera, yo, te enviaré la dirección. Liliana le envió su ubicación, mientras la mujer estaba revisando por la mirilla de la puerta. Comprobó que era un vecino. La mujer salió y se encontró con el hombre. —¿Qué pasa, vecino? —Escuché unos gritos, y el sonido de la ambulancia que venía del faro, parece que algo malo está ocurriendo, pero quería saber si usted tenía conocimiento de algo. La mujer estaba nerviosa. —No sé nada —respondió y entró a casa. Mirò a la joven. Liliana estaba muy asustada. —Mi esposo ya viene en camino, juro que en cuánto llegue, èl le dará dinero, por favor, tenga piedad y déjeme estar aquí mientras llega. La mujer la mirò, tenía algunas manchas de sangre sobre la roa maltrecha. asintió más por compasión que por miedo. Liliana rezaba porque Demian apareciera. Azael logró salir del faro, y caminó sin un rumbo aparente, sentía tanto dolor, deambuló por la playa, hasta que cayó al
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Capítulo 62: Elegir una nueva vida
Demian llegó a ese hospital, uno de sus guardias le informó que ese hombre estaba ahí. Pronto supo en que habitación hallarlo, logró colarse, sobornó a varias enfermeras, hasta poder entrar. Entró despacio y mirò al hombre ahí, recostado, débil y con el ojo parchado, le dijeron que había perdido el ojo izquierdo. Demian no pudo evitar sentir que se lo merecía, se acercò muy despacio, casi sin respirar, ni siquiera quería hacer ruido, se puso delante de él. Lo apuntó con el arma. Azael Salvador abrió su ojo y lo mirò con temor. —¿Vas a matarme? Hazlo, hazlo rápido, ya, por favor. —Intentaste dañar a mi esposa. —Y también quería matar a tu hijo, sì, hice todo eso, ¿y qué? Vamos, mátame, porque si no lo haces, iré por ella, Liliana era mía, tú le endulzaste el oído, pero ella era mía, me la robaste. Demian sintió rabia, odio por ese hombre. La puerta se abrió y Norton lo detuvo. —Basta, sal, sal ahora mismo. Azael lo mirò de reojo, ese hombre le pareció familiar, pero no supo
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Capítulo 63: Conociendo a los Vicent
Al día siguiente. Azael se levantó de su cama, caminó hasta el cuarto de baño, se mirò en el espejo, tenía el ojo parchado. Pero, cuando lo quitó y vio eso, lanzó un grito. Sintió rabia. Las enfermeras se apuraron a socorrerlo, pero Azael estaba demasiado agresivo, tuvieron que sedarlo, llamando a enfermeros para que socorrieran. Finalmente, el hombre fue recostado, y se quedó inmovilizado, las enfermeras salieron. «¿Qué me hiciste, Liliana? Mira lo que me hiciste, no vas a irte, y olvidarte de mí, te aseguro que te acordaras de mí, estaré grabado en ti, te aseguro que algún día pagaras por todo esto, te encontraré», pensó Cuando Liliana despertó, observó a Demian haciendo su valija, él la mirò, sonrió. —¿Lista para irnos? Ella asintió, sonrió. —Sì, ¿de verdad tu familia me querrá a mí y a Carlitos? Él asintió. —Te amarán, porque tú eres mi alegría. Liliana sonrió, se levantó y fue a darse un baño, soñaba con desesperación sobre cómo sería la familia de Demian, pensó en su
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Capítulo 64: Malas intenciones
Alana miraba a la chica de arriba abajo con desdén y antipatía. Liliana sintió un peso en su corazón, bajó la mirada. —¡¿Qué has dicho?! ¡Ella no es ninguna criada! Es mi esposa, Liliana Vicent, mi esposa. Demian le dio la mano a su mujer y la puso ante su madre. Alana retrocedió, cuando escucharon que un vaso se hacia añicos en el suelo. La joven que lo traía estaba perpleja con ojos enormes, al borde de las lágrimas. —¡¿Tu… esposa?! ¿Qué clase de broma burda es esta, Demian? ¿Te casaste sin informar siquiera a tu familia? Liliana temblaba, tuvo mucho miedo de ser rechazada, tanto que Carlitos al escucharlo se abrazò a sus piernas temerosa. —Mami, ¿Por qué hablan como si gritaran? Mami, ¿papito está enojado? Tengo miedo, mamita. Liliana cargó al niño en sus brazos. Alana que escuchó todo levantó las cejas con estupor —¿Y este niño? ¿Quién es? Ah, ¿escogiste a una mujer con hijos ajenos? Demian la mirò con ojos pequeños, mientras Demetrius no daba crédito a lo que su mad
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Capítulo 65: Eres como yo
Demetrius y Demian estaban en el despacho. —¿Y qué tal Firuze? Demian negó. —Mejor no hablemos de eso. —¿Te has retirado de lo otro? —exclamó su hermano con intriga —Claro que sì, nunca volveré a ser lo que era antes, quiero ser un buen hombre para mis hijos. Demetrius sonrió, se levantó y tocò su hombro. —Eso pasa cuando eres padre, piensas mejor que antes, es como si tuvieses un sentido arácnido, quiero decir, comienzas a ver los peligros que antes te parecían burdos. Demian asintió. —¿Y cómo va la empresa? Demetrius lanzó un suspiro cansado. —Sabes que hemos tenido problemas, claro que sì, con la pandemia, las reestructuras, todas las empresas han tenido sus problemas, pero estamos recuperándonos, Marina me ayuda en el departamento de recursos humanos, somos un buen equipo. Tendremos un socio pronto, hermano, Albert decidió vender su parte de acciones de Vicent Company. Demetrius estaba estupefacto. —¿Y eso? —Bueno, ya ves que en un principio quería unir la empresa, pe
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Capítulo 66: ¿Salvaste a mi enemigo?
Al día siguiente. Alana estuvo enojada todo el día anterior, pero de vez en cuando, escuchaba las risas de la familia, vio a todos en el jardín, sus hijos, sus esposas y sus nietos, jugando felices, incluso Liv estuvo con ellos. Cuando la joven fue a su habitación recibió una fuerte reprimenda. —¿Por qué tenias que hacerte amiga de la pueblerina esa Liliana Mars? ¿Y por que tienes que estar tan cerca de Marina? ¿acaso no viste lo grosera que ha sido conmigo? Liv agachó la cabeza. —Lo siento, señora. Alana aceptó sus disculpas, en el fondo tenía aprecio y apego con Liv, le recordaba a su mejor amiga Eunice, cuando eran jóvenes, Eunice era como su hermana menor, pero con el tiempo se distanciaron, luego de que Eunice murió hace meses Alana acogió a Liv porque necesitaba ayuda, aunque Alana adoraba Eunice, también era cierto que esa mujer le robó a su gran amor, un hombre tan pobre que ella adoraba cuando era sirviente, pero Alana al volverse amante del señor Vicent, tuvo que abando
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Capítulo 67: Llama de odio encendida
Los ojos de la mujer se volvieron tristes al recordarlo, «Habían pasado más de treinta y tres años de ese suceso, ella no quería recordarlo, pero justo en ese momento tuvo que hacerlo. Era la esposa del señor Vicent la elegante Laura Vicent, los que la conocían la adoraban, era buena, eso creía, hasta que descubrió a su marido y a su amante juntos —su amante era su propia ama de llaves—, juntos planeaban su muerte, así Laura se iría con las manos vacías, la dejarían sin nada, pero ¿Qué destino le esperaba a su pequeño Lawrence? Supo que la estaban envenenando, tan lento, que cuando muriera nadie lo notaría. Lo supo por una conversación secreta entre ellos al sospechar una infidelidad. Laura decidió actuar, llamó a un abogado, y todo se hundió, el señor Vicent fue arrestado, mientras Alana escapó embarazada, sin embargo no lo hizo sola, para su desgracia Alana se llevo consigo al pequeño Lawrence, eso era como un puñal al corazón de Laura, y una sentencia de muerte, una mujer podrí
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Capítulo 68: Noche de planes oscuros
Demetrius estaba abajo, Demian estaba sentado en un sofá con una pierna cruzada sobre otra. —¡Es tan tarde! Llegaremos tan tarde ¿Cómo hacen las mujeres para siempre ir tarde a todos lados y que nos parezca normal? Demian mirò a su gemelo. —¿Sabes, papito CEO? Las mujeres demoran mucho en arreglarse, pero siempre son menos molestas que tú, deja de quejarte —espetó Demian —Oye clon usurpador, no soy molesto, tú lo eres. —Papito CEO, deja a tío malo en paz, no le molestes —sentenció Ady Demian hizo un puchero. —Lo ven mis pequeñas travesuras, papito CEO es malo con tío, por eso tío es malo. Las gemelas corrieron a abrazarlo. Demetrius rodó los ojos. —No es cierto, tío CEO es bueno, yo confío en él —dijo Carlitos y corrió a abrazarlo. —¡Al fin! Un bebé muy listo tengo aquí, no como dos travesuras que creen en tío malo. Las gemelas besaron a su tío en las mejillas, pero se apartaron al ver a Liv. —¡Es bonita como una princesa de cuento de hadas! —exclamaron Demian y Demetrius
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Capítulo 69: ¿Acaso te pega tu mujer?
Demian alzó la vista, observó a Marina y a Lawrence ir juntos a la pista de baile. —Creo que Marina está muy molesta —dijo Liliana con algo de temor en su tono de voz. Demian negó, quiso que no se preocupará más por los otros, se levantó y la invitó a bailar con él. Pronto fueorn a la pista de baile. Liv los mirò de lejos, sonrió al ver la bella pareja que hacían. Demian y Liliana bailaban la balada romántica, él estrechó su cintura, ella colgó sus manos en su cuello, estaban embelesados mirándose. —Jura que nunca me harás eso, no podría soportar verte en los brazos de otra. Demian negó. —Nunca seré tan tonto como mi hermano, solo tengo ojos para ti. Liliana sonrió, besó sus labios. Alana que los miraba de lejos sintió rabia, pero luego al ver a Demetrius con otra mujer y a Marina bailando con otro, se quedó perpleja. Fue con Liv —¡¿Qué demonios es lo que pasó aquí?! —¡No lo sé, señora! Alana mordió sus labios con rabia, estaba enojada. —¡Debiste ser tu quien bailara con
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Capítulo 70: Ataque de celos
Demian la mirò con ojos pequeños, conocía esa clase de mujeres, las detestaba, tan frívolas para sentir nada. —Yo solo tengo ojos para mi esposa, así que aléjate, mujer. Liliana observó tal escena, Demian se puso pálido como una hoja de papel. —¿Acaso no lo escuchaste mujer? —sentenció Liliana, sintió que perdía su buen temple. Renata soltó a Demian, la mirò con ojos desafiantes. —¿Tanto miedo tienes de que tu esposo me mire a mí? Liliana sonrió. —En realidad, no, a mi esposo no le gustan las mujeres que se resbalan como mantequilla, pero —Liliana tomó su hombro, la empujó para que mirara a la pista de baile, luego tomó su barbilla, la movió para que viera de un lado a otro—. Mira aquí y allá, ¿lo ves? Hay muchos hombres, ahora ve y busca un hombre soltero para que dejes a las parejas felices y no las invadas de tu suciedad. Liliana empujó a la mujer que fue a dar al suelo, sin detenerse. Renata chilló, pidió a Demian que la levantara. Liliana susurrò a su oído. —Ni se te oc
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