Mientras que en la cabaña neutra todos comenzaban a reorganizarse, en una pequeña y apenas iluminada gruta, una joven se arrastraba con dificultad hacia su compañera, pues su captor, por fin las había dejado solas después de varios minutos de tortura.–¿Anna…? –la llamó la joven con preocupación –Por favor, Anna, despierta…–insistió la joven al ver que su compañera, no se movíaCon sumo cuidado, la joven Antonella intentó mover a Anna con su cuerpo, sin embargo, desistió cuando la plata de sus ataduras, le hicieron imposible seguir moviéndose.Y es que, ambas, se encontraban ya muy malheridas.Por su parte, Antonella había sufrido de varios intentos de abuso por parte del antiguo rastreador de su manada, quien, por momentos, recuperaba algo de su humanidad y terminaba desistiendo, sin embargo, el forcejeo que se producía en ese momento lastimaba demasiado a la joven y, en su intento desesperado por ayudarla, Anna también era víctima de sus propias ataduras.–Por favor, Anna, despierta
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