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Todos los capítulos de Amo de la perversión: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 40 Secreto oculto
Salgo furiosa y decepcionada de la casa de mi mejor amiga. No quería dejarla allí con ese hombre tan cerca de ella, pero su madre no está dispuesta a ver lo que nosotros sí podemos. ―Cálmate, cariño, te dije que no ibas a conseguir nada ―me dice Rob al subir al taxi que se mantuvo esperando por nosotros―. Hasta que su madre no acepte que ese tipo es un farsante y la peor basura de este planeta, no vas a poder hacer nada contra él. Bufo con pesar. ―Lo sé, Rob ―me acurruco entre sus brazos, pero no puedo rendirme o ese tipo le hará daño a Rachel. Me besa en la frente. ―No te preocupes, cariño, ya encontraré la manera de detenerlo. Inclino mi cabeza hacia atrás y, mirándolo a los ojos, lo beso en los labios. Sonrío, emocionada. ―Gracias, cariño, sé que vas a encontrar la manera de ayudar a mi amiga. Pocos minutos después, llegamos a mi casa. Abro a puerta e ingresamos al interior. ―¿Qué te parece si preparo algunos bocadillos para la cena? Estoy famélico ―me rodea con sus brazos
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Capítulo 41 Declaración de amor
Saco la copia de las llaves y limpio mis lágrimas antes de salir de la habitación y reunirme de nuevo con él. Espero que no note lo conmocionada que me encuentro, no sabría qué explicarle si llega a preguntarme al respecto. Coloco la mano sobre el pomo de la puerta, pero antes de salir, inhalo un par de bocanadas de aire para calmarme y evitar que note mi nerviosismo. Cuando me siento lista y un poco más tranquila, abro la puerta y dibujo una sonrisa en mis labios antes de reunirme de nuevo con él. Cuando llego a la sala, lo encuentro parado frente a la ventana que da vista hacia la entrada principal, de espaldas a mí, y es en ese preciso instante que me doy cuenta, que perder a Rob, no es una opción, porque acabo de comprender que no solo estoy enamorada de él, sino que también lo amo con toda mi alma y mi corazón. ―Bien, Joseph, espero tener pronto información al respecto ―calla en el momento en que escucha la respuesta de su interlocutor―, por supuesto, tengo plena confianza en lo
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Capítulo 42 Una visita sorpresiva
―Es todo lo que necesito de ti, princesa ―nuestras bocas colisionan, desesperadas y anhelantes, en un beso que envuelve un sentimiento más profundo e intenso del que antes tenía, como si a partir de aquella confesión todo comenzara a encajar en su lugar de manera perfecta―, con eso es suficiente para que me conviertas en el hombre más afortunado y feliz de este maldito universo. Una vez que rompe el beso, limpia mis lágrimas y me observa con tanta intensidad, que pareciera que acabara de encontrar la piedra filosofal. »Te prometo que no te arrepentirás de haber tomado esta decisión, cariño ―me dice, henchido de la emoción―. A partir de este momento procuraré hacer realidad todos tus sueños e ilusiones y que, dedicaré cada segundo de mi vida, para hacerte la mujer más feliz de este planeta. En esta oportunidad soy yo la que se levanta sobre las puntas de sus pies y lo besa. ―¿Creo que es oportuno que cerremos este trato con un rapidito? Le digo falta de aliento. No transcurre ni un
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Capítulo 43 Un hombre sin corazón
Frustrado y resignando por la dirección que tomaron los recientes acontecimientos, no me queda otra opción que verla marchar y regresarme por el mismo camino por el que vine. ―Llévame al club, Jacob. Le ordeno de mala gana. Me paso las manos por la cara en señal de impotencia. ¿Cuándo antes malgasté mi tiempo persiguiendo a una mujer? ¡Joder! Debo estar perdiendo la cabeza. «¿Qué se siente ser rechazado por primera vez, Ludwig? Creo que no es tu cabeza, sino tu toque el que estás perdiendo» Maldigo por lo bajo. ¿Quién se ha creído que es para despreciarme de esta forma? Cualquier otra suplicaría por un poco de la atención que he estado desperdiciando en ella. Pero ya no más, hasta hoy tengo suficiente con esta tonta obsesión que me tiene como un perro cachondo detrás de la perra en celo. Me arranco la corbata de un tirón y la guardo en el bolsillo de mi chaqueta. «Así que ahora te rindes. Me niego a creerlo. No eres de lo que se da por vencido tan fácilmente, Lud, sobre todo si s
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Capítulo 44 En plan acosador
A la mañana siguiente ¿Quién podría creer que, a estas alturas de la vida, un hombre con mi experiencia tenga que recurrir a una masturbación de urgencia por segunda vez consecutiva en menos de cuarenta y ocho horas? ¡Es que ni yo mismo me lo creo! Deslizo la pantalla de la ducha con brusquedad y salgo de allí haciendo berrinches. Los chorros de agua se deslizan por mi piel y dejan un rastro de humedad a lo largo de mi recorrido. Tiro de la toalla que cuelga de la percha, la envuelvo alrededor de mis caderas y afianzo mis pisadas sobre el mármol con más fuerzas de la necesaria al dirigirme hacia el lavamanos. Ruedo los ojos y bufo con enojo. ¿Cuándo antes había actuado como un chiquillo malcriado? Maldigo por lo bajo y Despotrico contra el universo en más oportunidades de las que lo he hecho en toda mi vida. Doce putas horas estacionado frente a esa casa como si fuera un maldito acosador. «Si no te conociera, diría que estás haciendo una pataleta» Mando a volar el pensamiento de
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Capítulo 45 Peligro inminente
Después de la visita de padre Graham y, de todo lo que sucedió posterior a su aparición, las cosas no marchaban muy bien entre mamá y yo. Nuestra relación siempre fue un poco tensa, pero no tenía ninguna queja sobre ella. Siempre fue una buena madre, a pesar de que no era muy proclive a demostrar sus sentimientos maternales. Sabía que, a su manera, me amaba. No era necesario que lo dijera con palabras, lo demostraba con hechos. No obstante, me dolía en el fondo de corazón que ella se negara a escucharme, que prefiriera creer en ese demonio vestido de cura, que en su propia hija. ―Lo siento, cariño ―indica mi padre con pesar―. No era este el propósito que había pensado de tu regalo de cumpleaños. Niego con la cabeza. Me acerco a él, rodeo su cuerpo con mis brazos y hundo mi cara sobre su pecho. ―Agradezco con todo mi corazón tu hermoso gesto, papi, pero realmente no lo necesito ―inclino la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos―. El mejor obsequio de toda mi vida es esta familia,
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Capítulo 46 La más cruenta de las venganzas
Le doy una profunda calada a mi cigarrillo, mientras permanezco tendido en la cama después de haberme follado a la puta que saqué del bar. Fue una noche carnal y violentad, pero a la luz de la alborada, notar que la mujer junto a mí era una copia barata de Rachel, hizo que el enojo y la ira se apoderaran de mí. Giro mi cara y fijo la vista en el cuerpo inerte y frío de la prostituta. ―No debiste abrir la puta boca ―apago el cigarrillo hundiéndolo sobre la piel de su seno derecho y salgo de la cama―. Si hubieras sido inteligente te habrías dado cuenta de que no fue a ti a la que follé ―tiro de la alfombra y, la acomodo, de forma vertical a la cama―. Siempre fue ella ―aferro mis manos alrededor de cada tobillo y jalo de su cuerpo para dejarlo caer al suelo. La envuelvo con la alfombra y aseguro los extremos con cinta de embalaje―. Un hombre preparado vale por dos. Me pongo de pie y observo el bulto desde las alturas. Mi corazón late emocionado al recordar la expresión de su cara cuand
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Capítulo 47 Las fauces del lobo
Tengo las manos frías y sudorosas y el corazón tambaleante. Pero no sé si es porque Lud está de regreso o por la presencia de ese ser maquiavélico que me aterroriza. Inhalo profundo, de repente mis pulmones se han quedado sin aire. Tal como lo sospeché, ese monstruo va a aprovechar cualquier oportunidad que tenga para salirse con la suya. Y, lo peor de todo, es que temo que pueda lograrlo. Hay demasiada maldad en su alma, una oscuridad profunda que me eriza los vellos del cuerpo y me hiela la sangre. No hay nada que sirva de obstáculo para detenerlo. Con piernas temblorosas cruzo la sala y me dirijo hacia mi cuarto. No quiero permanecer ni un solo segundo más en esta casa. Mucho menos si ese hombre me anda rondando como perro de caza. Tomo mi bolsa del tocador y la cuelgo de mi hombro. Ni siquiera considero cambiarme de ropa. No es una opción importante para mí en este momento. Mi único interés es permanecer lo bastante lejos de él. Antes de abandonar mi habitación guardo el móvil qu
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Capítulo 48 La mejor experiencia de su vida
Dar un cambio de dirección en mi manera de acercarme a ella, ha resultado ser más beneficioso de lo que pensaba. Lo admito, soy un maldito miserable. Fingir ser un hombre diferente a lo que reamente soy, me está costando un mundo. Pero este sacrificio lo hago con un único propósito: llevarla a la cama y disfrutar de su cuerpo hasta que me harte de ella. ―¿A dónde me llevas? Pregunta, una vez que me desvío de la avenida principal y tomo la ruta que conduce hacia la campiña. ¿Por qué demonios me empeño tanto en querer llevarla a mi terruño sagrado? ―Al mismo sitio al que quería llevarte la última vez que nos vimos. Me observa con esos preciosos ojos de cervatillo asustado. ―Pensé que iríamos a un café o algo parecido. Sonrío con cinismo. Allí no puedo follarte si me da la gana. Aunque, pensándolo bien, la sala de baño serviría para el mismo fin. Sin embargo, descarto la opción. He esperado demasiado por ella como para desperdiciarlo en un polvo rápido y fugaz. Voy a exprimir su cue
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Capítulo 49 Libre albedrío
¿Qué le pasa? ¿Por qué de repente se ve tan enojado? ¿Hice o dije algo que no debía?Trago grueso. Mi corazón comienza a palpitar de manera desenfrenada una vez que entro a la habitación y siento que la puerta se cierra detrás de mí. Un súbito temblor recorre mi cuerpo y se asienta justo en la zona de mi vientre. No cabe ninguna duda de que acabo de traspasar las puertas del infierno y que el demonio más hermoso y atractivo del universo, hará uso de todos sus encantos para convencerme y convertirme en una más de sus seguidoras. Me toma por sorpresa cuando se abalanza sobre mí y estrella mi espalda contra la puerta.―Te prometo que hoy voy a ofrecerte la mejor experiencia de toda tu vida.Suelto un jadeo y cierro los ojos en cuanto percibo el calor de su aliento al pie de mi oreja. Una ráfaga de deseo se extiende por todo mi cuerpo y provoca que la humedad se asiente en mis bragas. Contengo un nuevo gemido y aprieto las piernas para tratar de controlar el cosquilleo inesperado que se
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