No solo él, sino que todos los de la familia Díaz a su alrededor tenía expresiones extremadamente desagradables.—¿Te he decepcionado? —dijo Sabrina con una sonrisa.Al ver a la mujer que sonreía frente a ella, Melisa sintió un escalofrío en la espalda.Isabel se dirigió a los invitados de la boda y dijo:—Hola a todos, soy Isabel Suárez, la nieta mayor de la familia Suárez. Hace dos años, alguien intentó hacerme daño, y no sé quién esparció rumores diciendo que morí.—Ahora he vuelto, solo para decirles a todos, que la única heredera de la familia Suárez, yo Isabel, sigo viva.Diego, a su lado, miraba fijamente a Isabel, a punto de morderse los dientes de la furia.Si Isabel no hubiera muerto, el heredero de la familia Suárez no habría sido él.Él inhaló profundamente, reprimiendo la conmoción y el enojo. Se puso de pie, mostrando una preocupación falsa.—Isabel, que no hayas muerto. ¡Qué bueno! No sabes cuánto sufrió mi tío cuando se enteró de tu fallecimiento hace dos años. Ahora qu
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