Sabía que nadie estaría de acuerdo con mis ideales en este mundo, no planeaba que lo hicieran de todos modos. Antes de salir de la habitación, me pongo dos pistolas en los dos ligueros que estaban bajo mi vestido. Iba bien preparada sabiendo lo que me esperaba, esta bella noche de diciembre.Al salir de la habitación, camino de inmediato hacía las escaleras realmente pensativa, hasta que alzo mi mirada al bajar las escaleras, encontrándome con la mirada de mi querido Alejandro, quién me esperaba con paciencia en planta baja. Mis ojos no pueden evitar ver lo guapo que es, mientras que puedo decir, que cuando él me mira, puedo ver sus ojos tan brillantes como él sol. En ese momento me olvide de Ronaldo, ya que ahora estaba mirando a mi hermoso esposo, mis ganas de vivir, mi todo. Bajo elegantemente por las escaleras, hasta llegar a estar enfrente de él. Alejandro toma mi mano fría con su mano cálida, para poner lentamente sus labios sobre esta, besándola sin quitarme un ojo de encima.
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