Los días transcurrieron rápidamente, y poco a poco, todo comenzaba a mejorar para Sara, ella y sus padres estaban juntos. Mientras arreglaba su nuevo cuarto, su madre preparaba la cena. Era un suelo hecho realidad, ver a su madre feliz, tener una enorme casa sin tener que estar pendiente del pago de alquiler, faltaban apenas semanas para su graduación como asistente administrativo. Mas, su felicidad era incompleta, Ben ya no estaba a su lado. Se sentó en la cama, comenzó a doblar su ropa para guardarla. Encontró aquel primer conjunto de ropa íntima que estrenó en Grecia y con él llegaron a su mente todo y cada uno de los momentos vividos con su jefe. Extrañaba sus caricias, sus besos, sus labios y lengua recorriendo palmo a palmo su piel, su cuerpo, su sexo. Revivió aquel primer encuentro y fue inevitable sentir sus fluidos vaginales y las contracciones de sus paredes vaginales, latiendo al ritmo agitado de su respiración, se tendió en la cama y comenzó a acariciar su propio sexo, l
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