La mañana llegó, y con ella, Juliet despertó, encontrándose a Maximiliano dormido al borde de su cama. Su padre no estaba en la habitación, así que lo observó durante un largo rato. — Max. — lo llamó con cuidado.— Mmm... — Respondió Maximiliano, despertando desorientado al encontrarse con la mirada de Juliet, recordando que estaban en la clínica. — ¿Te sientes mal? ¿Necesitas algo? ¿Debo llamar al doctor? — preguntó, tomando su rostro entre sus manos y levantándose para estar a su altura.— No, tranquilo. Solo están por venir para la revisión y quizás me den de alta. — dijo Juliet con calma.— ¿Estás segura? — insistió Maximiliano.— Sí, estoy segura. Pero podrías ayudarme a ir al baño. — solicitó Juliet.— Por supuesto, mi vida. — respondió sin darse cuenta de su tono, pero Juliet guardó silencio. Con cuidado, la ayudó a levantarse, quitándole el suero de medicación y llevándola hasta el baño.— ¿Te sientes bien? ¿Estás mareada? — preguntó Maximiliano mientras la ayudaba.Ella negó
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