Albany. Horas antes, esa misma mañana. —Señor… —habló Frank, bajo el umbral de la puerta de la habitación de su jefe. La enfermera terminaba de inyectarle el primer medicamento del día a Leonel cuando llegó Frank Loman. Mark se había ido esa mañana, debía volver a sus labores lo más pronto y no levantar sospechas o malentendidos entre sus colegas, no era absoluta la certeza de quienes colaboraban o no con Gael dentro del departamento de Policía. Leonel sentía cada vez menos dolor, confiaba en lo que el médico le dijo, que sanaría pronto casi por completo, la operación en su brazo izquierdo fue un éxito, en breve podría salir del encierro y regresar a sus labores y viajes (para Leonel, esto último era lo importante). Ya el empresario no aguantaba las horas quietas, aunque las dedicara a su trabajo de oficina desde su piso. Y ese día sería uno movido, debía recibir informes sobre Gael y su esposa, Tamara, ya que celebrarían el cumpleaños de la dama, los Green y los Cliff juntos y Leon
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