Me faltó aire. Nuestros ojos se miraron con una mezcla de sentimientos inexplicables. La melodía de la música se volvía grave, nuestros pies seguían pasos duros. Sorprendentemente, mientras los otros socios cambiaban de pareja, permanecemos allí, con las manos unidas, mirándonos ferozmente el uno al otro.No era un vals de dos enamorados, sino de un padre y una madre, que están en conflicto, buscando lo mejor para sus hijos. Él no quiere que yo conviva con los niños y yo desprecio totalmente sus razones.El apretón de manos, no estaba ligado al practicar una danza ligera, al contrario. La huella era fuerte, con la intención de lastimarse recíprocamente, y tal vez eso reflejaba lo que pasaba en nuestro interior. Hasta que llegó en un momento en que nos soltamos. No sabía a ciencia cierta quién dio la iniciativa, lo principal era que ahora estábamos alejados.— ¿Dónde estabas? - Diogo preguntó así que volví a tus brazos. En vez de seguir con las manos apoyadas en la suya, y con el cuerp
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