Un año después, en una remota playa de México, Kloe se preparaba para su nueva boda, sería algo simbólico por supuesto, dado que ella aún estaba casada legalmente con George. Pero esto valía más que cualquier papel, ella jamás había recordado que fuera tan feliz en su vida como lo era ahora, Tom no sólo era un novio maravilloso, también era un padre excepcional y cuidaba del pequeño Thomas como si fuera suyo, sin importar quién era su progenitor, lo amaba de la misma manera que amaba a Kloe. —Ya es hora, estas preciosa.— le dijo Marta a Kloe, quien después de la liberación de George y con la propuesta de Tom, decidió salir al fin de esa mansión. En un momento de su vida, vengarse de George era su prioridad, pero tras una conversación con Tom, antes de sacar a Kloe del hotel, ella decidió que lo mejor era huir también, su jefe se quedaría prácticamente solo, para vivir sus últimos años de esa manera, un verdadero castigo para su alsado ego.—Muchas gracias Marta, toda la facil
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