En la prisión George gozaba de todas las comodidades, entre ellas un teléfono celular conectado a Internet, de donde podía llamar y escribirle a quien quisiera en cualquier momento. Claro, esto no era algo que todos los reclusos podían hacer, solo él como el más adinerado del lugar podía tener estos beneficios.Bastaron hacer solo un par de llamadas para saber a donde se había ido su hijo más problemático, el único que no disfrutaba de ser un Harper, el que George sabía que en algún momento le haría una jugada como esta. — Martial, hijo mío, tengo ubicado a nuestro hombre.— dijo George al teléfono, él sabía que sus conversaciones podían ser escuchadas, así que solo se limitó a decir esto y esperar la pronta visita de sus hijos al lugar.— Entendido papá.— respondió Martial, aunque nunca supo si su padre lo llegó a escuchar.— ¿Qué te dijo?— preguntó Dasha, quien seguía al lado de su hermano, no quería arriesgarse a poner su integridad en juego después de todo. — Debe
Cualquiera podía tomar por tonta a Dasha, pero lo que acababa de decir era la verdad y nada más que la verdad, ella se mantuvo al lado de su hermano por su dignidad, ahora eso no importaba, preferiría ser objeto de murmuro entre sus amistades antes que ir también a prisión por muchos años.Ella estaba decidida, se iría, cualquier destino de Europa sería ideal, solo necesitaba ahorrar todo el dinero que pudiera sacar de su padre, también tenía muchas joyas que fácilmente podían costar miles de dólares cada una. — No puedes dejarme solo, no después de todo lo que hemos pasado.— suplicaba Martial, ahora era una persona desconocida para cualquiera, él sabía que Dasha tenía razón, pero no podía huir también, él no sabría como vivir de otra manera a la que conocía. — Por Dios Martial, suenas como un completo hipócrita, yo no te importo y fácilmente puedes venderme en cualquier momento, si quieres, puedes venir conmigo, olvídate de papá y de su dinero, podemos empezar desde cero.—
Aunque la persona que estaba amarrada y que corría un verdadero peligro al lado de un hombre horrible era Mia, quien sufría de verdad a miles de kilómetros era Oliver, él sabía que todo esto había sido obra de su padre, dado que Martial era malvado, pero jamás sería lo suficientemente listo como para dar justo donde más le dolía. Geoger no pudo hacerlo mejor, nada de lo que hubiera pensado habría hecho tomar una decisión de inmediato a Oliver como esto, quien todavía estaba enamorado de Mia, ella era esa persona que nunca podías olvidar, ni siquiera encontrando a otra, pues siempre estaría clavada en su corazón, hasta el día de su muerte. — Maldita seas Geoger Harper, maldita seas.— gritaba Oliver, en su habitación de hotel en París, todo estaba claro, su decisión estaba tomada, así que salió corriendo nuevamente al aeropuerto. Afortunadamente no tuvo que esperar mucho tiempo para poder subirse a un avión, las conexiones entre París y los ángeles abundaban, así que para la maña
Mientras Oliver recorría el largo camino desde el portón hasta la parte principal de la casa donde estaba oculta Kloe, Tom preparaba su arma, no estaba cien por ciento seguro de lo que ocurriría, pero era mejor prevenir que lamentar. —¿Qué ocurre? ¿Qué haces con eso?— preguntó Kloe, poniéndose nerviosa al verlo empuñar su arma. —Kloe, cielo, es Oliver, ha vuelto y no sé si alguien lo ha seguido hasta acá.— respondió Tom, haciéndole seña de que solo la tendría guardada en su espalda, Kloe estaba con los nervios de punta desde hacía mucho tiempo y solo con ver el arma su corazón se aceleró. —Entiendo, pero mejor guárdala por favor, no quiero que nadie salga herido.— insistió Kloe, con algo de tragedia en su mirada. —OK, OK, disculpa si te asusté, no debí hacerlo de esta manera.— se excusaba Tom, no quería que su enamorada se sintiera insegura a su lado, ni en lo más mínimo.Luego de tener el arma bien guardada en su espalda, Tom se dirigió junto a Kloe a la salida, todo el
La mezcla de emociones que se sentían en el auto de Martial eran inimaginables, por un lado, el mayor de los Harper, podía decir que había solucionado gran partes de sus problemas, no solo había recuperado a su madrastra, también dejaba casi muerto al hombre que la alejó de la mansión en un primer momento y el hombre que posiblemente era el causante de todos los problemas ocasionados desde hacía meses en la familia. También estaba Oliver, sintiéndose como un verdadero cobarde, devolviendo a la mujer de la cual había sentido amor en las últimas semanas, por quien había arriesgado todo, pero ¿Qué más podía hacer? Dicen que el primer amor nunca se olvida y en su caso, lo que llegó a sentir por Mia, iba más allá de todo lo que podemos comprender en este mundo terrenal. Por supuesto, nuestra quería Kloe, una joven inocente de todo, una mujer que nunca le había hecho daño a nadie, si no contamos como daño el deshacerse de su esposo, alejarlo de su lado cuando solo recibía golpes, insult
Mientras salían del sótano, donde aún estaban Martial junto a Kloe y Dixon, Mia agradecía el estar viva, solo había sido una pesadilla y ella pondría sus pies afuera de la mansión Harper al fin, esperando que esta vez si fuera para siempre. — Acompáñame un momento.— le pidió Oliver a Mia, quien lo vio con cara de contrariedad, ella esperaba irse lo más pronto posible de este lugar, no quería desviarse a ningún lado, solo quería volver a casa para abrazar sus hijos.— Oliver, ¿A dónde vas? Debemos irnos de aquí, tu hermano está armado y no quiero volverlo a ver nunca más.— le dijo Mia, sufría cada segundo que estaba en esta casa, sobre todo con el intercambio que hubo unos segundos antes, de Kloe por ella.— Será solo un segundo.— insistió Oliver, quien se desvió hacia la cocina sin hacerle caso a las peticiones de Mia.— Joven Oliver.— dijo en un sollozo Marta cuando lo vio entrar, estaba inconsolable, a pesar de que Kloe no era nada de ella, le parecía injusto todo e
Pasaron seis meses aproximadamente, o eso creía Kloe, estaba nuevamente encerrada en el sótano, sin su hijo recién nacido, su más preciado tesoro que fue arrebatado de sus manos al nacer.Un beso fue lo que pudo darle antes de que se lo arrebataran y haber podido sentir su piel con los labios, pasó de ser su mayor alegría a ser su mayor tormento.Geoger había jurado venganza, pero esta era la más cruel que pudo hacer, era preferible la muerte a tener que estar todos los días encerrada en el sótano mientras que tu hijo es criado por otra mujer solo unos escalones arriba de donde Kloe estaba.— Hijo, aquí está tu almuerzo.— dijo la madre de Tom al entrar en su habitación, él llevaba encerrado medio año ahí, sin rasurarse y sin peinarse. — No tengo hambre.— respondió Tom, concentrado en un mapa que tenía de la mansión, buscando todas las posibilidades que tenía para efectuar un rescate. — Hijo, por favor, debes comer algo, ni siquiera has tocado tu cena de ayer.— le suplica
Después de un par de minutos intensos para Geoger, donde todo el mundo lo elogiaba y admiraba, llegaba al escenario, imaginándose lo que pudo haber sido su campaña política, arruinada por su esposa quien estaba entre la multitud, o eso era lo que suponía el viejo Harper.Este era el momento perfecto para poder hacer cualquier cosa por salvar a Kloe y Tom lo sabía, planeó todo a la perfección, hasta el mesonero que detuvo a George unos treinta segundos demás antes de llegar al escenario estaba en el plan. — Señorita Kloe, debe venir conmigo ahora mismo.— le dijo una de las promotoras del evento a Kloe, quien sin entender nada de lo que ocurría la siguió sin pensarlo. — ¿Qué ocurre?— preguntó de igual forma Kloe, nada podía ser peor al infierno en el que vivía, así que seguiría al mismo satanás si fuera necesario. — Solo camine, no es momento de explicar nada.— respondió la chica, apartando todo lo que se le atravesaba en el camino, caminando muy rápido, casi que a ritmo