— También eres mi hijo. — volvió a decir Eros, pero esta vez su voz salió como un susurro, y a Horus se le llenaron los ojos de lágrimas, jamás había visto a su padre sufrir de esa manera, no podía creer que él fuera el responsable de ese dolor.— Lo eres, también eres mi padre, y estaré toda mi vida agradecido por eso, pero debes comprender que ya no soy un niño, y te juro que no moriré de amor como mi madre, mi corazón no se romperá papá, la princesa no me dejará, ya lo veras, lo juro, me veras formar mi familia. — dijo mientras caminaba hasta estar frente al rubio y abrazarlo.— Es la hija de la reina Horus, y tú eres un Bach, sabes que alguien como tú, el próximo líder de la familia, no puede relacionarse con la mafia, ni con la ley, tu vida, tu familia, debe mantenerse y formarse en esa delgada línea que representan los Bach. — claro que lo sabía, Horus había sido criado como un Bach y no cualquiera, él fue toda su vida preparado para manejar a los más poderosos, eran como el Vat
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