Maxwell CraneSorprendido por su enigmática declaración, fruncí el ceño tratando de entender qué quería decir con esas palabras cargadas de misterio. Pero antes de que pudiera indagar más, Emma se interpuso entre nosotros, intentando calmar la situación.—Tía, no sé qué te traes ni que estás buscando con todo esto, pero como te conozco bien, sé que no es nada bueno, porque eres una intrigante —dijo con severidad—, en este momento no estoy para conflictos ni para resolver tus misterios, y ahora no es el momento ni el lugar para discusiones. Ahora, si quieren seguir hablando del tema, vayan a otro sitio, pero no dejaré que hagas del sepelio de mi padre un circo —declaró Emma, mirándola con determinación.La tía de Emma miró a su acompañante, intercambiaron miradas y finalmente asintieron, aunque en su actitud no mostraba ni un ápice de arrepentimiento.—Está bien, Emma. Pero me voy a asegurar de que escuches lo que debo decir, llegó la hora de que conozcas la verdad, no creas que tu mad
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