Alexis KontosAbrí los ojos, sentí un cuerpecito debajo de mi espalda y una pierna en mi pecho, me tenía paralizado, no podía ni siquiera moverme. —Esposa ¿Puedes ayudarme? Este niño ni siquiera me deja girar.Tarah sonrió y se acercó para apartarlo, pero Paul no dejó.—No mamá, déjame, con el hombe gande —a pesar de que había aprendido a pronunciar la r, seguía llamándome de esa manera, porque le divertía verme molesto.—Paul, no soy el hombre grande, ¡Soy tu padre! —espeté con seriedad, pero mi hijo solo se encogió de hombros de manera indiferente.—Paul, sabes muy bien que Alexis es tu padre, debes llamarlo papá, porque pronto nacerá tu hermano o hermana, no queremos que le vayan a decir home gande a tu padre ¿Entiendes eso? —le preguntó Tarah y él asintió.—Si mami, entonces él es papá… —todos nos sonreímos satisfechos, pero a los segundos agregó—, papá de mi mano o mi mana —concluyó con una sonrisa y yo me llevé la mano a la frente sin poder creerlo.—Sabes Paul, está bien, yo
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