Ceno en medio de risas que no finjo y no pienso en familiares retorcidos de mi esposo, su negocio de la mafia o su amor no correspondido por Flavia, incluso aquí no pienso en Dove, la mujer tonta que se ha equivocado muchas veces, si no que pienso en Rose. En la mujer de negocios que desee ser y como puedo relacionarme siendo yo. Sin que sepan mi pasado o tengan intención de saber de mí, hablo con ellos y después de comer, tomo la cuenta para pagar, pero, el señor Glender, me impide tomar la cuenta.— Ni se te ocurra decir que vas a pagar la cuenta. Sería demasiado vergonzoso para nosotros que una mujer que nos hizo un favor tan grande como darnos espacio en su mesa y soportar los chistes terribles de mi hijo, pague la cuenta. >> No puedo permitir eso. Así que, se buena señorita Rose y deja que paguemos, es lo menos que podemos hacer, ahora que nos has dado una cena agradable. — dice
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