Gabriel en lo que avanza rumbo al bar donde quedó en encontrarse con la mujer que lo llamó, para decirle que había raptado a su pequeña recién nacida, ha ido creando todo un plan que le revela a Darío, su eficiente asistente.— Quiero que escuches todo lo que pasa, para que me asistas, en todo lo que te pida, no le digas nada a nadie, pase lo que pase —sigue dándole instrucciones Gabriel—. Tienen que ayudarme con Evelin, que no se dé cuenta de que falta la niña. No le cuentes nada.— Pero señor, espere que nos cercioremos si es verdad eso —vuelve a insistir Darío—. El localizador muestra que está en el mismo piso de Evelin. Espere un momento señor. Ya salimos corriendo, estábamos en la cafetería. No vaya a entrar, por favor señor.— ¡No Darío, no puedo correr ese riesgo, es mi Bianca, es mi Bianca! —le dice Gabriel y le informa que ya está llegando al hotel —. ¿Quién está verificando?— Asiri y yo señor. Ya estamos llegando a la habitación de Eve. Solo cinco minutos, señor, espere ci
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